El ejercicio, desarrollado en una zona fronteriza compartida, se centró en la "prevención y el combate de actividades terroristas y de sabotaje en áreas limítrofes", según la fuente.
Durante las maniobras, las tres partes establecieron un puesto de mando conjunto en territorio chino bajo el principio de "quien lo organiza en su territorio, lidera", con consultas multilaterales y mando paralelo.
Las actividades incluyeron operaciones de reconocimiento conjunto, bloqueo, ataques coordinados, control de daños y entrega de sospechosos, entre otros.
Las autoridades chinas señalaron que el objetivo del ejercicio fue "elevar el nivel de coordinación estratégica, reforzar la capacidad de respuesta frente a amenazas de seguridad en las fronteras y consolidar la confianza mutua", al tiempo que se ponía en práctica un nuevo modelo de cooperación fronteriza.
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Tras la finalización del simulacro, representantes de los tres países intercambiaron experiencias sobre gestión fronteriza y mecanismos de control.
Es la primera vez que las fuerzas de defensa de fronteras de China, Rusia y Mongolia participan en un ejercicio conjunto de este tipo, que, según Pekín, busca "mostrar la cooperación pragmática y profundizar la tradicional amistad" entre los tres países vecinos.
