Los ministros de Finanzas de la UE abordan euro digital y retos geopolíticos en Copenhague

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Copenhague, 18 sep (EFE).- Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) celebran una reunión en Copenhague en la que intentarán lograr un acuerdo político sobre el futuro euro digital y analizarán los retos geopolíticos para el bloque, empezando por las tensiones comerciales con Estados Unidos.

La cita, en la que participará el ministro español de Economía, Carlos Cuerpo, comenzará el viernes con el debate entre los titulares de la eurozona (el Eurogrupo) sobre la coyuntura económica junto a la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, quien les informará sobre las últimas proyecciones del emisor, que elevó al 1,2 % su estimación de crecimiento del PIB de la eurozona este año.

"La situación económica no es estupenda, pero podría ser mucho peor", apunta un alto funcionario, que destaca la resiliencia de la eurozona pese a las tensiones comerciales, la fortaleza del mercado laboral y el descenso de la inflación a niveles en línea con el objetivo de estabilidad de precios (2 % en agosto).

Las proyecciones indican que los aranceles de Washington y la fortaleza del euro frente al dólar podrían lastrar el crecimiento europeo, pero el aumento de los ingresos y el mayor gasto en defensa e infraestructuras deberían apoyar la actividad.

El plato fuerte de la agenda, sin embargo, será el debate sobre el euro digital, al que se sumarán todos los ministros de la UE para dar "orientaciones políticas" sobre los límites de tenencia de la futura divisa y la decisión de si finalmente se emite o no.

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El objetivo es lograr un consenso político que allane el camino para que los Veintisiete aprueben formalmente antes de finales de año el marco legislativo para el euro digital, como quiere la presidencia danesa del Consejo. Este debería recibir luego el visto bueno del Parlamento Europeo, dónde el dosier avanza más lento y ha encontrado más reticencias.

En particular, los ministros debatirán cómo fijar un tope a la cantidad de euros digitales que podría tener cada ciudadano. Se teme que, de no limitarlo, se transfieran demasiados fondos desde cuentas corrientes tradicionales hacia monederos de euros digitales, lo que podría generar problemas de estabilidad financiera y minar los beneficios de las entidades.

El BCE había sugerido un límite de 3.000 euros, pero los ministros no decidirán este viernes una cifra concreta ya que el reglamento solo estipulará la fórmula para calcularla, según explicaron fuentes del Ministerio de Economía español. Esto significa que el montante podría variar con el tiempo.

El BCE, que trabaja en el euro digital desde 2021, prevé concluir la fase de "preparación" en octubre y ha urgido a Estados y Parlamento a aprobar la legislación antes de decidir si da luz verde a la siguiente etapa de un proyecto que ha recibido un renovado impulso político con las crecientes tensiones geopolíticas.

Bruselas y Fráncfort ven en el euro digital un modo de cortar la dependencia de empresas estadounidenses para los pagos digitales, evitar que los ciudadanos opten por alternativas menos seguras como las "stablecoins" y reforzar el peso internacional del euro, aunque otras voces discrepan de este análisis.

Tras la reunión del Eurogrupo, los ministros debatirán por la tarde sobre la simplificación de la regulación financiera de la UE y, ya el sábado, se centrarán en el efecto económico para Europa de una situación geopolítica marcada por la invasión rusa de Ucrania, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el cuestionamiento del orden internacional.

Lo harán partiendo de un análisis del centro de estudios Bruegel que apunta a que el impacto a corto plazo de los aranceles y la incertidumbre generados por Trump será moderado, pero advierte de que los riesgos son altos.

A corto plazo, estos incluyen el colapso del mercado de bonos en Estados Unidos, una agresión directa de Rusia a la UE, una crisis fiscal por la victoria de formaciones populistas en un miembro de la eurozona con alta deuda o una crisis comercial por el aumento de las tensiones entre Washington y Pekín, según el documento.