"Os animo a perseverar con esperanza en un tiempo seriamente amenazado por la guerra", dijo el papa estadounidense y peruano y agregó que "ante estos dramas no queremos ser sumisos, sino anunciar con la palabra y con las obras que Jesús es el Salvador del mundo, Aquel que nos libera de todo mal".
También afirmó que "la Iglesia reza para que los gobernantes de las naciones sean libres de la tentación de utilizar la riqueza contra el hombre, transformándola en armas que destruyen a los pueblos y en monopolios que humillan a los trabajadores".
"Quien sirve a Dios se libera de la riqueza, pero quien sirve a la riqueza queda esclavizado por ella. Quien busca la justicia transforma la riqueza en bien común; quien busca el dominio transforma el bien común en presa de su propia codicia", agregó ante los fieles ciudadanos vaticanos que acuden a esta parroquia.
Aseguró que "este apego a los bienes materiales confunde a nuestro corazón y distorsiona nuestro futuro".
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"La tentación es esta: pensar que sin Dios podríamos vivir bien de todos modos, mientras que sin riqueza estaríamos tristes y afligidos por mil necesidades", destacó.
Y señaló que "en lugar de pedir ayuda con confianza y compartir con fraternidad, nos sentimos impulsados a calcular, a acumular, volviéndonos sospechosos y desconfiados hacia los demás" y que "estos pensamientos convierten al prójimo en un competidor, en un rival o en alguien de quien sacar provecho".
