"Estamos coordinando la hora. No ha ocurrido", respondió un portavoz de la Cancillería tailandesa al ser preguntado sobre si el presidente había contactado ya con Bangkok.
Trump anticipó el martes, durante un acto político en el estado de Pensilvania (EE. UU.), que llamaría a los líderes de Tailandia y Camboya, Anutin Charnvirakul y Huh Manet, respectivamente, debido a la escalada militar en varios puntos de su frontera común, de unos 820 kilómetros.
"Si él (Trump) me llamara, en mi calidad de jefe de Gobierno, le explicaría y le aclararía cómo la situación ha evolucionado hasta lo que estamos viendo ahora. Tendría que escuchar detalladamente la información directamente de mí", dijo Anutin ante periodistas la víspera.
Una nueva oleada de ataques cruzados estalló el domingo en la divisoria que comparten Tailandia y Camboya, dejando al menos 24 muertos, lo cual viola el acuerdo de paz alcanzado en octubre en Malasia y promovido por el propio Trump, así como un alto el fuego previo, alcanzado en el mismo país, en el que también medió EE. UU..
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Ambos intentos por sellar la paz se produjeron tras cinco días de hostilidades en julio que se cobraron alrededor de medio centenar de vidas.
Trump se vanagloria de haber puesto fin -aunque momentáneo- a la violencia desatada entonces, y desde Pensilvania reiteró que la pacificación del conflicto entre Bangkok y Nom Pen forma parte de la lista de ocho guerras que asegura haber acabado desde que retornó al poder en enero de este año.
Los dos países asiáticos mantienen una histórica disputa por la soberanía de varios territorios situados en la frontera que comparten, cartografiada por Francia en 1907, cuando Camboya formaba parte de la Indochina francesa.
