En la tarde de este martes, y bajo la lluvia, El Fénix emprendió el viaje que la Asociación Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles (AGNYEE) tuvo que suspender tras el hundimiento, en mayo de 2023, del primer barco con el que lo intentaron, el Pros, que naufragó en un supertifón en la isla de Guam, un territorio no incorporado de Estados Unidos que se encuentra en el Pacífico.
La expedición se pretende completar ahora con un nuevo velero de 21 metros de eslora y dos mástiles.
Pepe Solá, presidente de la asociación, capitán del barco e impulsor del proyecto, explicó a EFE que en esta ocasión esperan no encontrarse tantos "infortunios" como en la anterior.
"Nos pilló primero una pandemia, después unos problemas técnicos importantes, la guerra en Ucrania y después el supertifón. Esperamos que ahora las cosas vayan mejor", comentó antes de emprender este viaje con el que esperan estar de vuelta en Sanlúcar de Barrameda en 15 o 16 meses.
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"Los retos son siempre los mismos, nosotros planificamos, nosotros prevemos y luego la naturaleza dispone", añadió Solá.
Aunque en este segundo intento "ya no estamos en el quinto centenario" de la primera vuelta al mundo, que se conmemoró en 2022, la tripulación lo emprende con el objetivo de "tratar de completar lo que entonces iniciamos y no pudimos terminar".
En su primer intento, la expedición comenzó en Sevilla (sur de España) en 2019 y recorrió 25.000 millas siguiendo la ruta de la primera circunnavegación, aunque el tifón Mawar hundió el Pros en la isla de Guam en mayo de 2023.
Ahora, el velero pasará por puertos emblemáticos como San Juan de Puerto Rico, Cartagena de Indias, Canal de Panamá, Hawai, Mactan, la isla de Filipinas en la que murió Magallanes, el capitán inicial de la primera vuelta al mundo, Tidore y Ternate, con llegada prevista a Sevilla en el primer trimestre de 2027.
"Nos mueven profundamente dos pasiones", subrayó.
"Por un lado, somos grandes aficionados a la navegación porque la sensación de libertad que se experimenta surcando el mar a vela es algo indescriptible; es una vivencia que hay que sentir personalmente para comprenderla", prosiguió.
"Por otro lado, nos duele comprobar lo poco que nuestro país aprecia a su historia", explicó hace unos días el capitán del velero e impulsor del proyecto.
"Nos motiva la idea de que, además de disfrutar de nuestra gran afición, podamos también aportar nuestro granito de arena para revertir esta tendencia. Unir el placer de navegar con la contribución a nuestra cultura histórica sería, sencillamente, estupendo", añadió.
