“Plantean condiciones humillantes para continuar las negociaciones, que no estoy dispuesto a aceptar; no nos someteremos a la humillación ni aceptaremos un Irán débil y fragmentado”, sostuvo Pezeshkian anoche en una reunión con un grupo de élites políticas, según informó la agencia IRNA.
El presidente iraní subrayó que la República Islámica no busca un conflicto y que no pretende fabricar una bomba atómica. “Estamos dispuestos a cualquier tipo de verificación”, agregó, pero reiteró que no acepta la intimidación.
El mandatario acusó a Washington de intentar despojar a Irán de todos sus elementos de poder y “debilitar al país frente a Israel”.
Con estas afirmaciones, Pezeshkian hizo referencia a las demandas de EE.UU. de que Teherán debe abandonar el enriquecimiento de uranio, limitar el alcance de sus misiles y cesar el apoyo a grupos como el Hizbulá de Líbano, los hutíes de Yemen o los palestinos de Hamás, que conforman el llamado ‘Eje de la Resistencia’ frente a Israel.
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El jefe del Ejecutivo iraní recordó que su país estaba negociando un acuerdo con EE.UU. sobre su programa nuclear antes de la guerra de 12 días con Israel en junio, en la que también intervino Washington, bombardeando las tres principales instalaciones atómicas de Irán.
“Estábamos preparados para un acuerdo, pero ellos lo destruyeron con la guerra”, indicó.
Tras la guerra y con el estancamiento de las negociaciones, Francia, Alemania y Reino Unido impulsaron la restauración de las sanciones de la ONU contra Teherán, las cuales entraron en vigor a finales de septiembre pasado y se sumaron a las medidas punitivas establecidas por EE.UU. desde 2018.
