Con motivo del 60 aniversario de los decretos Optatam totius y Presbyterorum ordinis, el pontífice estadounidense publicó una carta dirigida a los sacerdotes.
"En estas últimas décadas, la crisis de confianza en la Iglesia provocada por los abusos cometidos por miembros del clero —que nos llenan de vergüenza y nos llaman a la humildad— nos ha hecho aún más conscientes de la urgencia de una formación integral que asegure el crecimiento y la madurez humana de los candidatos al presbiterado, junto con una rica y sólida vida espiritual", se lee en el documento.
Por ello, asegura, "el seminario, sea cual sea su modalidad, debe ser una escuela de los afectos […], necesitamos aprender a amar y a hacerlo como Jesús".
"Sólo presbíteros y consagrados humanamente maduros y espiritualmente sólidos, es decir, personas en las que la dimensión humana y la espiritual están bien integradas y que, por ello, son capaces de relaciones auténticas con todos, pueden asumir el compromiso del celibato y anunciar de modo creíble el Evangelio del Resucitado", escribe el pontífice.
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León XIV también insta a los sacerdotes a huir "de todo personalismo y de toda celebración de uno mismo, a pesar de la exposición pública a la que a veces obliga el cargo".
Y al respecto aconseja: "La exposición mediática, el uso de las redes sociales y de todos los instrumentos disponibles hoy en día debe evaluarse siempre con sabiduría, tomando como paradigma del discernimiento el del servicio a la evangelización". "Todo me está permitido, pero no todo es conveniente", agrega.
Añade Robert Prevost que "en cualquier situación, los presbíteros están llamados a dar una respuesta eficaz, mediante el testimonio de una vida sobria y casta, al gran anhelo de relaciones auténticas y sinceras que se encuentra en la sociedad contemporánea, dando testimonio de una Iglesia que sea ser fermento eficaz de los vínculos, las relaciones y la fraternidad de la familia humana".
