La RCA afronta una violencia sistémica desde finales de 2012, cuando una coalición de grupos rebeldes de mayoría musulmana -los Séléka- tomó Bangui, capital del país, y derrocó al expresidente François Bozizé (2003-2013), dando inicio a una guerra civil.
Estas son las claves de unos comicios en los que el presidente centroafricano, Faustin-Archange Touadéra, busca un controvertido tercer mandato en este país de África central, uno de los más pobres del mundo pese a su riqueza en minerales como diamantes, oro y uranio:
Alrededor de 2,3 millones de personas -de una población nacional de cerca de 5,5 millones- están llamadas a las urnas en unos 6.700 colegios electorales para las elecciones presidenciales, legislativas, regionales y municipales, aunque la atención se centra en la carrera presidencial.
Tras el referéndum de 2023, la Constitución de la RCA amplió la duración del mandato presidencial de cinco a siete años y eliminó las restricciones a la reelección, lo que permite a Touadéra, en el poder desde 2016, postularse a un tercer mandato.
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Para ganar la presidencia en primera vuelta, un candidato deberá obtener más del 50 % de los votos válidos, evitando así una segunda ronda entre los dos aspirantes más votados.
Siete candidatos se disputan la jefatura del Estado, siendo el favorito Touadéra, que busca la reelección con el Movimiento Corazones Unidos (MCU).
El mandatario, de 68 años, centró su campaña en la reconstrucción del Estado y la seguridad, priorizando la cooperación con las fuerzas de paz de Naciones Unidas.
Uno de sus principales adversarios es el líder opositor y ex primer ministro Anicet-Georges Dologuélé, de 68 años y líder de la Unión para la Renovación Centroafricana (URCA), que renunció a su nacionalidad francesa para postularse y promueve un programa orientado a industrialización, empleo joven y reconstrucción económica.
También destaca Henri‑Marie Dondra, de 59 años, exministro de Finanzas, ex primer ministro y fundador de Unidad Republicana (UNIR), que se perfila como candidato con experiencia en gestión económica y administración pública, tras separarse del partido presidencial.
La oposición concurrirá dividida y debilitada, en parte por las secuelas del conflicto interno y las restricciones operativas que dificultan la campaña en zonas donde operan grupos armados.
Algunos opositores han denunciado un entorno político desigual y han llamado a boicotear las elecciones debido a obstáculos para los candidatos, deficiencias administrativas y control gubernamental de medios y recursos del Estado.
Tanto Dologuélé como Dondra fueron inicialmente excluidos de la contienda electoral y sólo admitidos como candidatos el 14 de noviembre, lo que algunos observadores consideran una maniobra administrativa para favorecer a Touadéra.
Las fuerzas de paz de la ONU, desplegadas en la RCA desde 2014, brindarán apoyo logístico y técnico para las elecciones, en particular el transporte y distribución de material electoral, así como la formación de miembros de los centros de votación.
La MINUSCA, integrada por algo más de 14.000 militares y 3.000 policías, también reforzará las medidas de seguridad para prevenir la violencia electoral.
Desde 2012, la RCA ha vivido una guerra civil intermitente que ha causado miles de muertos y cientos de miles de desplazados.
Pese a varios acuerdos de paz y procesos de diálogo con grupos armados, la violencia no ha desaparecido por completo.
Wagner protege al Gobierno de Touadéra contra los rebeldes a cambio de lucrativas concesiones mineras, si bien organizaciones pro derechos humanos y organismos internacionales han acusado a esos mercenarios de abusos y asesinatos entre la población centroafricana.
