La opa fallida del BBVA sobre el Sabadell, protagonista económico del año en España

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Madrid, 26 dic (EFE).- El intento del BBVA de hacerse con el control del Banco Sabadell para crear un grupo más grande y diversificado ha sido uno de los grandes acontecimientos económicos del año en España, aunque al final la opa fracasó porque los accionistas de la segunda entidad rechazaron la oferta de compra.

La opa (oferta pública de adquisición) lanzada en mayo de 2024 por el BBVA encontró desde el primer momento más obstáculos de los previstos, ya que a la rotunda negativa del catalán Sabadell a la operación se sumó, entre otras, la frontal oposición del Gobierno central, que tras una inédita consulta pública vetó una posible fusión de las dos entidades en al menos tres años.

Antes de eso, a finales de abril, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) había aprobado la operación con los compromisos adquiridos por el BBVA, tras concluir que el Sabadell no era imprescindible y había varios operadores, incluidos medianos y pequeños, que garantizaban la competencia y que no habría monopolio.

El Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tampoco pusieron reparos a la operación, pero los clientes del Sabadell salvaron a la entidad de caer en manos del BBVA, al que le fallaron sus estimaciones porque confiaba en el apoyo de los grandes inversores y aspiraba a convencer a parte de los pequeños.

Hasta el final, el presidente del BBVA, Carlos Torres, se mostró "absolutamente convencido" de que conseguirían más del 50 % del Sabadell, aunque la realidad es que a mediados de octubre se supo que llegaron a poco más del 25 %, incluyendo cerca de un 4 % del inversor mexicano David Martínez, accionista de referencia del banco catalán y que el mes pasado renunció al consejo de administración de la entidad bancaria.

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Si hubieran logrado al menos el 30 % del capital, el BBVA podría haberse planteado lanzar una segunda opa por todo el capital y exclusivamente en efectivo, una hipótesis que ganó fuerza a lo largo de septiembre y que pudo generar falsas expectativas.

La sensación del BBVA tras el fracaso de la opa fue la de "oportunidad perdida", pero, a pesar de ello, Torres defendió que tenían la obligación de apostar por el Sabadell y ligó su continuidad al frente de la entidad a los buenos resultados y no a esta operación.

En el otro lado, en el Sabadell mostraron su satisfacción por el hecho de que la entidad pueda seguir su camino en solitario gracias al apoyo "mayoritario e inquebrantable" de sus clientes y accionistas, como reconoció el presidente, Josep Oliu.

A lo largo de este proceso que duró más de 17 meses, el Sabadell defendió su posición y logró que el poder político, empresarial y buena parte de la sociedad coincidieran en oponerse a la opa hostil.

Además, el Sabadell tuvo la oportunidad de sorprender varios trimestres con sus resultados, la venta de su filial británica TSB al Santander, la promesa de un dividendo extraordinario de 2.500 millones a principios de 2026 y un retorno para el accionista sin precedentes.

La idea en cualquier caso de la opa siempre fue que los accionistas del Sabadell -los dueños del banco- pudieran decidir su futuro y si les convencía unirse al proyecto del BBVA. Algunos, como fue el caso del inversor mexicano, creyeron que había que aprovechar la oferta, pero la realidad es que pocos lo hicieron.

La aseguradora Zúrich, el segundo accionista del Sabadell, con casi un 5 %, dejó claro que no participaría en la opa, aunque la clave, sin duda, fue el rechazo masivo de los clientes accionistas de la entidad catalana, porque menos de un 3 % decidió acogerse a la opa, lo que apenas representaba un 1,1 % del capital.