Fundador del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Öcalan, de 76 años, hizo este llamamiento desde la cárcel de la isla turca de Imrali, situada en el sur del mar de Marmara, donde lleva más de un cuarto de siglo cumpliendo cadena perpetua.
"Que el nuevo año sea un año de paz, no de guerra", es el título del mensaje de hoy, transmitido al público a través del partido turco prokurdo DEM, la misma formación que a principios de año dio a conocer el llamamiento del veterano político para que el PKK, la guerrilla kurda en Turquía, abandonase las armas y se integrase democráticamente en la sociedad.
Al referirse a las persistentes tensiones entre las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdosirios, y las autoridades del Estado sirio presidido por Ahmed al Sharaa desde la caída de Al Asad hace un año, Öcalan abogó por un modelo semejante al que defiende para pacificar el conflicto entre el PKK y Ankara.
En este contexto, recordó el pacto alcanzado en marzo entre Damasco y la administración kurdosiria del noreste sirio para que ésta se integre como parte del Estado, lo que implica la entrada de las FSD en el Ejército sirio, un paso que debería completarse mañana, 31 de diciembre.
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"El panorama caótico en Siria es un claro reflejo de la necesidad de democratización (...) La implementación del Memorando del 10 de marzo aliviará y acelerará el proceso", afirmó Öcalan en su comunicado.
Recordó que "la demanda fundamental" expresada en el citado memorando es un "modelo político democrático donde la gente pueda gobernarse a sí misma en conjunto", con "una base de integración democrática negociable con la estructura central".
Además, consideró de "crucial" importancia que el Gobierno turco asuma un papel "facilitador, constructivo y abierto al diálogo" en este proceso.
También reiteró su llamamiento para que el diálogo en Turquía esté centrado en la integración democrática de la minoría kurda.
“Es de vital importancia que la cuestión se aborde no a través del conflicto, la guerra, métodos militares y de seguridad, sino sobre una base democrática que tome la voluntad de los pueblos como su fundamento”, insistió.
Respondiendo positivamente a la petición que hizo en febrero su líder encarcelado, el PKK, considerado terrorista por Ankara, la Unión Europea y Washington, anunció en mayo su disolución y poco después el abandono del territorio turco, replegándose en el norte de Irak, donde ya tenía sus bases.
La guerrilla kurda en Turquía puso así fin a más de 40 años de lucha armada y enfrentamientos con las fuerzas turcas que causaron más de 40.000 muertos, la mayoría de ellas kurdos.
En el marco del proceso iniciado bajo el lema 'Turquía sin terror' por una comisión parlamentaria, se espera que en 2026 se alcancen acuerdos legales para resolver la cuestión kurda.
El Gobierno de Turquía, encabezado por el presidente del país, el islamista Recep Tayyip Erdogan, condiciona el avance del proceso de paz turco a la disolución de las FDS y la plena integración sus miembros en la administración de Damasco en Siria, dado que ve en esas milicias kurdosirias una rama del PKK.
Ankara ha advertido incluso de que no descarta desplegar una intervención militar en Siria si no ve cumplirse esos objetivos.
