AI denuncia impunidad de crímenes de guerra en República Centroafricana

NAIROBI. Amnistía Internacional (AI) denunció hoy la impunidad de los crímenes de guerra en la República Centroafricana, algo que alimenta la espiral de violencia y miedo que azota el país desde finales del pasado año.

En el informe “República Centroafricana: La impunidad está alimentando la violencia”, publicado hoy, AI documenta la violencia perpetrada en el país y critica el fracaso de Naciones Unidas y las autoridades nacionales para investigar “eficazmente” estos crímenes.

“La ONU y las autoridades de la República Centroafricana deben actuar con urgencia para garantizar que todos los presuntos autores de crímenes del derecho internacional, incluidos los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, sean investigados”, afirmó el subdirector regional de AI, Steve Cockburn, en un comunicado.

En el informe, la organización detalla cómo algunos líderes y miembros de los exrebeldes de la coalición Séléka, de mayoría musulmana, y los “Anti-Balaka”, cristianos, siguen cometiendo atrocidades y “desafiando” a la ley.

“El hecho de no exigir responsabilidades a los implicados en asesinatos de civiles, la utilización de niños soldado y la quema de aldeas no solo les permite andar libremente, sino también seguir aterrorizando a la población sin miedo a las repercusiones”, criticó Cockburn.

Entre estos líderes, AI apunta al exministro del Gobierno y coordinador de los “Anti-Balaka”, Patrice Edouard Ngaïssona, que fue liberado poco después de ser detenido en abril acusado de “crímenes contra la Humanidad e incitación al genocidio”.

Por eso, la organización pidió a las autoridades del país y a la ONU que abran una investigación a todos los sospechosos y creen un tribunal “ híbrido ” que integre jueces nacionales e internacionales.

“En lugar de temer a la persecución o al castigo, los sospechosos de los crímenes de guerra suelen ver la violencia como una forma de lograr poder, recursos o protección de la justicia”, denunció Cockburn. A su juicio, “si no termina la impunidad en la República Centroafricana, las graves violaciones de los derechos humanos no cesarán”.

La coalición Séléka, compuesta por cuatro grupos rebeldes surgidos en el noreste del país, en una región de mayoría musulmana, se alzó en armas en diciembre de 2012 al considerar que el entonces presidente, François Bozizé, no había respetado los acuerdos de paz firmados en 2007. El 24 de marzo de 2013, sus partidarios tomaron la capital del país, Bangui, y su líder, Michel Djotodia, asumió el poder de forma interina tras la huida del derrocado Bozizé.

Al final del pasado año, las milicias cristianas “Anti-Balaka” se alzaron contra los partidarios de Séléka y contra la población musulmana en general, en represalia por los abusos cometidos por los rebeldes durante los meses que estuvieron en el poder.

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