Desarme civil

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Desarme civil.
Desarme civil.Archivo, ABC Color

La estrategia del desarme nuclear es simple: Si no existen bombas atómicas es totalmente imposible explotar alguna. Replicar esa lógica en nuestro medio puede darnos resultados positivos si prohibimos la posesión, fabricación, importación, compraventa, y transporte de armas de fuego, salvo a las fuerzas militares y policiales.

Las penas por contravención deberían ser muy severas: altas multas o cárcel y confiscación del biciclo del transgresor. Concurrir armado a eventos públicos o privados de cualquier índole sería considerado delito grave por el solo hecho de la tenencia del arma. Esmeradamente redactada, una ley que persiga la erradicación de las armas de fuego y su destrucción inmediata puede salvar muchas vidas y constituir un ejemplo plausible para América y el mundo.

La razón para adoptar medidas tan drásticas también es simple: ¿Para qué queremos artefactos que solo sirven para causar muertes? Los duelos caballerescos ya pasaron de moda y tampoco existen fieras acechando en los matorrales para obligarnos a andar armados. Obviamente, proscribir las armas no terminará con las muertes violentas, pero es seguro que disminuirán notablemente.

Implementar esta idea no es una utopía. Solo requiere sentido común y mucho coraje legislativo. La idea requerirá de mucha publicidad educativa para instar a la gente a vivir pacíficamente. Será necesario convencer a los cazadores “deportivos” a que usen bodoques para aplacar su instinto asesino. Eliminar las causas es la mejor manera de combatir los males. ¿Qué hace una madre para evitar que su hijo se queme las manos? Le quita la caja de fósforos y ¡listo! Si no hacemos nada nuevo, no podemos esperar un Paraguay nuevo.

Víctor Manuel Ruiz Díaz

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