Una de las características de esta enfermedad es el andar cansino del gato, como arrastrándose, con síntomas que al principio apenas son reconocidos por su cuidador, según informa la Asociación Federal de Salud Animal de Alemania.
Algunas de las señales de que el animal podría padecer la enfermedad renal crónica son si el gato bebe más de lo habitual, orina más, vomita, pierde peso, está cansado o su pelaje luce opaco.
Si todos estos síntomas aparecen claramente, entonces el daño en los riñones ya se encuentra en estado avanzado. Para evitarlo, es importante llevarlo a controles preventivos periódicos, en particular en el caso de los gatos de mayor edad.
Ofrecer más agua
Los propietarios de gatos pueden ayudar a sus mascotas enfermas poniéndole a disposición agua potable en la mayor cantidad posible de lugares de la casa, por ejemplo. De esta forma, le resulta más fácil al gato satisfacer su alta demanda de líquidos y evitar el riesgo de deshidratación.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Los alimentos también pueden mezclarse con una cantidad adicional de agua.
El cambio de alimentación a una dieta especial para gatos con problemas de riñón ayuda a compensar la limitada función del riñón y las consiguientes deficiencias que genera. De esta forma, se ralentiza notablemente el avance de la insuficiencia renal, una enfermedad que no tiene cura.
