Tener perro no es solo una decisión emocional: es también un compromiso financiero a largo plazo. Entre comida, veterinario, seguros, peluquería y posibles cirugías, el coste de ciertas razas puede sorprender incluso a los dueños más previsores.
Este ranking repasa algunas de las razas de perros más caras de mantener y explica qué las hace especialmente costosas.
Nota: las cifras son orientativas y pueden variar mucho según país, ciudad, tipo de veterinaria, seguro, nivel de alimentación y si el animal tiene pedigree o compite en exposiciones.
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El coste real de un perro: mucho más que la compra
Especialistas en bienestar animal suelen coincidir en que el precio del cachorro es, a la larga, una fracción del gasto total de su vida. A lo largo de 10 a 15 años, un perro puede suponer fácilmente varios millones de guaraníes, incluso sin grandes complicaciones de salud.
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Los principales factores que encarecen a una raza son:
- Tamaño (los perros grandes comen más y suelen tener más problemas osteoarticulares).
- Predisposición genética a enfermedades.
- Tipo de pelo (y la frecuencia de peluquería que requiere).
- Morfología extrema (hocicos muy cortos, pliegues de piel, patas muy largas).
- Popularidad (que incrementa precio de compra y, a veces, de seguros).
Con eso en mente, este ranking se centra en el coste anual de mantenimiento, no solo en el valor de mercado del cachorro.
1. Mastín tibetano: el lujo gigante
Considerado durante años como uno de los perros más caros del mundo para comprar, el mastín tibetano también es extremadamente costoso de mantener. Es un perro gigante, con un peso que puede superar fácilmente los 60–70 kilos, y un pelaje muy denso.

Su tamaño dispara el gasto en alimentación —piensos de alta calidad en grandes cantidades—, mientras que el pelo exige sesiones de peluquería o, al menos, cepillados profesionales frecuentes para evitar nudos y problemas de piel.
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A ello se suman posibles problemas articulares (cadera, codos) y cardiacos, habituales en razas gigantes.
En países con seguros veterinarios desarrollados, las pólizas para esta raza suelen estar entre las más caras, precisamente por el riesgo de facturas elevadas.
2. Samoyedo: belleza blanca, facturas altas
El samoyedo es un perro de trabajo originario de Siberia, famoso por su manto blanco y espeso y su “sonrisa” característica. Ese mismo pelaje requiere un mantenimiento intensivo: baños y deslanados profesionales, eliminación de nudos y cuidados específicos de piel.

Además, los samoyedos están predispuestos a problemas como displasia de cadera, enfermedades oculares y algunas patologías autoinmunes.

Entre peluquería, revisiones y un pienso de alta calidad (suelen ser perros activos y relativamente grandes), el coste anual puede ser notablemente superior al de un perro mestizo de tamaño medio.
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3. Chow chow: el pelaje y la salud tienen precio
El chow chow destaca por su aspecto de león y su lengua azulada, pero detrás de su apariencia exótica hay una raza exigente en cuidados. Su pelaje doble requiere cepillados muy frecuentes, y muchos propietarios optan por peluquería profesional varias veces al año para mantenerlo en buen estado.

No es raro que presenten problemas de piel, alergias, entropión (párpados que se enrollan hacia dentro) que requieren cirugía, displasia de cadera y otras afecciones articulares.

Todo ello se traduce en consultas veterinarias, tratamientos y, a menudo, cirugías de coste elevado.
4. Bulldog inglés: un cuerpo “caro” de mantener
El bulldog inglés se ha convertido en un icono, pero su morfología extrema conlleva serios retos de salud.

Su hocico braquicéfalo (chato) predispone a problemas respiratorios; su estructura compacta y sus pliegues favorecen problemas de piel, oídos y columna.

Las visitas al veterinario son frecuentes: limpiezas de pliegues, tratamientos de dermatitis, posibles cirugías de vía aérea para mejorar la respiración, cesáreas (en hembras reproductoras) y vigilancia cardiaca. Además, muchos individuos tienen intolerancias alimentarias que obligan a usar piensos especiales.
En varios países, las aseguradoras aplican primas especialmente altas (o incluso excluyen a esta raza) debido al alto riesgo de reclamaciones.
5. Bulldog francés: pequeño perro, grandes gastos
Más pequeño que el bulldog inglés, el bulldog francés comparte buena parte de sus problemas. Su hocico corto puede provocar dificultades respiratorias, golpes de calor y ronquidos crónicos. También son frecuentes las alergias, las otitis y los problemas de columna (como hernias discales).

Aunque comen menos por su tamaño, el coste veterinario medio de un bulldog francés a lo largo de su vida suele ser considerable: desde pruebas diagnósticas por problemas respiratorios hasta cirugías, pasando por medicaciones de larga duración para controlar alergias y dermatitis.

Su enorme popularidad también ha disparado los precios de compra en muchos mercados, elevando aún más la inversión inicial.
6. Pastor alemán: un clásico con factura ortopédica
El pastor alemán es una de las razas más conocidas del mundo, utilizada en trabajo policial, rescate y como perro de compañía. Sin embargo, la selección intensiva ha incrementado la incidencia de problemas musculo-esqueléticos, especialmente displasia de cadera y codo, así como patologías de columna (como la mielopatía degenerativa).

El tratamiento de estas enfermedades puede implicar radiografías, resonancias, fisioterapia, medicación crónica y, en algunos casos, cirugías complejas. También pueden presentar problemas digestivos y cutáneos que requieren dietas especiales.

Aunque su mantenimiento diario (comida, accesorios) no es tan caro como el de un gigante, la probabilidad de gastos veterinarios elevados a lo largo de su vida lo coloca en esta lista.
7. Dogo de Burdeos y otros molosos gigantes
El dogo de Burdeos es un moloso de gran tamaño, muy musculoso y con un crecimiento rápido.

Como ocurre con otros gigantes (como el gran danés, el san bernardo o el terranova), su tamaño se traduce en:
- Grandes cantidades de comida de alta calidad.
- Articulaciones sometidas a mucha carga, con riesgo de displasia y artrosis.
- Mayor probabilidad de torsión de estómago, una urgencia quirúrgica grave.
Las cirugías en perros grandes requieren más anestesia, más material y, a menudo, hospitalizaciones más caras. Además, su esperanza de vida media es menor que la de razas pequeñas, lo que concentra en menos años un número similar o mayor de intervenciones y tratamientos.
8. Terranova: gigante de pelo y agua
El terranova combina dos factores encarecedores: tamaño muy grande y pelaje espeso y resistente al agua.

Es un perro bonachón, pero caro. Su alimentación puede suponer una partida mensual importante, y su pelo necesita mantenimiento profesional si el dueño no puede asumir horas de cepillado y secado, especialmente tras baños y paseos acuáticos.
Problemas como displasia, cardiopatías (en algunos linajes) y enfermedades oculares son relativamente frecuentes. Las pólizas de seguro para esta raza suelen situarse en la franja alta del mercado.
9. Caniche gigante (poodle estándar): pelo “hipoalergénico”, coste elevado
El caniche gigante es muy valorado por ser una raza considerada apta para muchas personas con alergia, pero su pelaje rizado y de crecimiento continuo requiere cortes profesionales regulares. Si el dueño opta por estilos de exposición, el gasto de peluquería puede dispararse.

Aunque en general es una raza sana, presentan cierta predisposición a torsión gástrica, problemas articulares y, en algunos casos, epilepsia o enfermedades oculares.

Al ser un perro grande y muy activo, también precisa alimentación de buena calidad y enriquecimiento mental, lo que incluye adiestramiento especializado en muchos casos.
10. Corgi (pembroke y cardigan): el pequeño “perro de moda” que no es barato
Los corgis se han popularizado por su aspecto simpático y su relación con la monarquía británica. Aunque no son gigantes, su estructura alargada y patas cortas los hace proclives a problemas de espalda, especialmente hernias discales.

El auge de la raza ha aumentado también los precios de los cachorros de criadores responsables. Además, son perros muy activos que pueden necesitar adiestramiento y actividades específicas (pastor, agility) para evitar problemas de conducta, lo que añade un coste en educación canina.

Si desarrollan patología de columna, los tratamientos pueden incluir resonancias magnéticas, cirugías y rehabilitación, con facturas que superan con facilidad el coste de compra del perro.
Gastos que se suelen infravalorar
Más allá de la raza, cualquier propietario se enfrenta a una serie de costes fijos y variables que conviene tener en cuenta antes de adoptar o comprar un perro:
- Alimentación: desde dietas básicas hasta piensos “premium” o alimentos veterinarios específicos.
- Veterinario rutinario: vacunas, desparasitaciones, revisiones anuales, limpiezas de boca.
- Urgencias y cirugías: accidentes, torsiones gástricas, cesáreas, fracturas.
- Seguro veterinario (donde exista): las primas suben con razas predispuestas a enfermedades.
- Peluquería y mantenimiento: especialmente en razas de pelo largo, rizado o muy denso.
- Adiestramiento y comportamiento: básicos en perros muy activos, poderosos o con tendencia a la ansiedad.
- Guarderías o residencias caninas: en vacaciones o viajes de trabajo.
En muchas economías urbanas, mantener un perro de raza grande o con necesidades especiales puede suponer entre 1.000 y 2.500 dólares al año, sin contar problemas graves de salud. En razas con patologías complejas, una sola cirugía puede acercarse a esa cifra.
Más allá del precio: responsabilidad y planificación
Elegir una raza solo por su aspecto o por tendencias en redes sociales puede salir caro, tanto en lo económico como en bienestar animal. Veterinarios y etólogos recomiendan valorar:
- El presupuesto disponible durante toda la vida del perro.
- El tiempo y la energía para cubrir sus necesidades físicas y mentales.
- La posibilidad de contratar un seguro que mitigue los imprevistos médicos.
Las razas de este ranking pueden ser excelentes compañeras, pero exigen un compromiso económico sólido y una planificación cuidadosa. Antes de dar el paso, los expertos insisten en comparar razas, hablar con profesionales y, sobre todo, no subestimar el coste de ofrecerles una vida larga, sana y digna.
