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Lo más importante para mantenerlos relajados es transportarlos lo menos posible de un lugar a otro. También ayuda que se les asegure un entorno adecuado, tener una jaula lo suficientemente grande y que puedan moverse en un recinto al aire libre.
Estos roedores se sienten especialmente cómodos cuando están activos y ocupados, por ejemplo, al meterse por túneles, cavar pozos, mordisquear ramas o trepar montículos.
Los conejos satisfechos permanecen sanos durante más tiempo, aseguran veterinarios de la Asociación Alemana de Bienestar Animal.
Al igual que con los humanos, el frío húmedo hace a los conejos más proclives a resfríos. Por lo tanto, deberían tener un lugar aislado para poder refugiarse.
Además, para evitar que su propias excreciones humedezcan el suelo, se recomienda limpiar la jaula al menos una vez por semana. Esto también previene que el amoníaco de la orina irrite la membrana mucosa del conejo haciéndolo más vulnerable a las infecciones.
El resfrío del conejo es una infección causada por la bacteria bordetella, señala Astrid Behr, de la Asociación Alemana de Veterinarios. Los síntomas son similares a los resfríos de las personas: estornudo, goteo de la nariz y después de unos días se pegan las fosas nasales. A veces también se inflaman los ojos, porque el patógeno se propaga con los estornudos.
Un conejo infectado con bordetella necesita siempre un tratamiento con antibióticos, recalcan los especialistas.
La secreción que primero sale en forma líquida y luego más purulenta se puede limpiar con un paño. De esta manera se evita que la nariz del conejo se pegue.