Toxoplasmosis y embarazo: no hay razón para desprenderse del gato

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Las mujeres embarazadas no deben desprenderse de su gato por miedo a la toxoplasmosis. Solo deben tomar determinadas precauciones.

Es importante que el gato no coma carne cruda, sino pienso comercial o pescado.

El arenero debe ser limpiado diariamente de excrementos por otro miembro de la familia a ser posible. Y una vez a la semana, es aconsejable lavarlos con agua caliente y un producto de limpieza.

Si se tiene jardín, la embarazada no debería hacer ningún trabajo de jardinería en él, ya que los gatos también hacen sus necesidades al aire libre.

Si visita un parque con arena, debe siempre después lavarse bien las manos con jabón y un cepillo.

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La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria que se puede transmitir por los excrementos de los gatos, pero hay más fuentes de infección, sobre todo la carne cruda y las verduras y frutas mal lavadas.

La enfermedad puede causar malformaciones en el feto, daños cerebrales y ceguera.

Un gato que no está infectado con toxoplasmosis y no sale de casa ni tiene acceso a un jardín y que además come pienso y nunca carne cruda, no puede infectarse de esta enfermedad y, por lo tanto, tampoco transmitirla a través de las heces.