Un amasijo de las playas más bellas del Brasil combinadas con un ecoturismo sustentable hace que uno pueda alimentar los recuerdos del futuro con tortugas marinas, delfines rotadores y aguas color esmeralda. El edén no estaba tan lejos.
11 de septiembre de 2012 - 08:09
Fernando de Noronha vale una misa
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