"Si un niño quiere por encima de todas las cosas tener una mascota, probablemente no podremos convencerlo de que renuncie a ella, ni siquiera con argumentos consistentes", dice Danielle Graf, experta en educación y autora.
Graf señala que los niños no comprenden aún que un animal doméstico significa asumir una responsabilidad durante muchos años, que una actitud adecuada a cada especie es frecuentemente muy compleja y que, según las circunstancias de cada uno, también puede suponer una inversión monetaria importante.
“Por lo tanto podemos explicarle nuestro punto de vista y debemos acompañar la comprensible tristeza sobre nuestra decisión con una actitud reconfortante”, recomienda la también bloguera.
Madre de dos hijos de 10 y siete años y propietaria de un gato y once periquitos, Graf avisa que probablemente los niños volverán una y otra vez a discutir sobre el tema, porque el deseo de tener un animal doméstico es muy acentuado en muchos de ellos.
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Algunos padres son incapaces de ver en sus hijos el más mínimo atisbo de compromiso, por lo que Graf ve en estos casos una oportunidad para enseñar a los niños que hay decisiones que son simple y definitivamente inamovibles.
"Tal vez se les puede dar a los niños un poco de alegría como compensación", sugiere Graf.
La autora propone, por ejemplo, sustituir la mascota por un proyecto de cría de mariposas o mariquitas. Se pueden obtener los kits en algunas páginas de Internet y, en última instancia, los animales son liberados en la naturaleza.
