La historia la cuenta a ABC Lily Graf, una paraguaya que vive desde hace 15 años en Suiza. Lo hace para hacer énfasis en que, a pesar de la turbulencia de las malas noticias y miles de muertes, hay una luz de esperanza contra el COVID-19.
Ella junto con toda su familia -padres, hermanos, tíos, tías y primo- dieron positivo al coronavirus entre finales de febrero y la primera quincena de marzo, contó en charla telefónica desde Zúrich, donde residen todos desde hace entre 13 y 15 años.
“Cuando esto entró en Suiza, nadie pensó que iba a tomar de la forma en la que nos contagiamos todos”, sostuvo. Detalló además que en ese país europeo tienen dos semanas de vacaciones en febrero y lo que presumen es que las personas que fueron a otros países y luego regresaron —sin tomar las medidas que ahora se imponen— contagiaron a mansalva a la población suiza, que es limítrofe, por ejemplo, con Italia, que ya registra más de 10.000 muertes por el COVID-19.
“El primer caso confirmado aquí en Suiza fue el 25 de febrero. El 26, mi tío, que se llama Ernesto Graf (73), comenzó a sentirse muy cansado. Fue a consultar y no lo trataron como coronavirus; era algo muy nuevo. Se internó el 29 de febrero”, relató.
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Después de haberse internado su tío, fue su esposa, Liduvina de Graf, la que empezó a tener fiebre y a sentirse mal. “Le hicieron el test y dio positivo al coronavirus”, explicó Lily Graf.
"Mi tío, que se llama Ernesto Graf (73), empezó a sentirse muy cansado. Es muy nuevo, no es coronavirus. A él le dieron antibióticos. Él se internó el 29 de febrero, le hicieron los estudios y dio en principio negativo al coronavirus.
"Después mi tía comenzó a tener fiebre, una semana después empezó a sentirse mal. Comenzó como una gripe, le hicieron el test y dio positivo. Ella cada vez se sentía peor: se dañó uno de los pulmones, también tuvieron que hacerle diálisis por falla en los riñones. Las posibilidades de sobrevivir eran muy escasas”, recordó.
La familia fue cayendo en masa por el COVID-19. “Se internaron mi tía, mi tío, mi prima y mi sobrina, pero el virus nos tomó a unas 12 personas de la familia, menos los niños, que dieron negativo”, precisó. Todos, por supuesto, paraguayos.
Mientras Ernesto se recuperaba en internación con secuelas un poco menos fuertes que las que sufría su esposa, los médicos tuvieron que inducirle el coma a Liduvina.
Ya cuando las opciones de sobrevivir eran muy escasas, los tratantes decidieron experimentar con un medicamento que fue desarrollado para la lucha contra el ébola: el remdesivir. La droga surtió efecto, convirtiéndose hasta ahora en el único caso en Suiza en el que se aplicó este procedimiento para un caso grave.
Liduvina está ahora, al igual que su marido Ernesto, con el alta médica, pero ambos deben permanecer aún internados por al menos dos semanas en rehabilitación como parte del protocolo de tratamiento, explicó Lily.
La entrevistada, quien también sufrió el coronavirus, dijo que “nunca me enfermé en la vida” como con este virus. Pide conciencia a los paraguayos, advirtiéndoles que, a pesar de no internarse, el impacto de los síntomas es fuerte.
En Suiza, contó, los casos treparon a 20.000 y hubo cerca de 500 fallecidos. “También varios se recuperaron en sus casas”, manifestó, al tiempo de sostener que “un mes de cuarentena no es suficiente” para evitar la propagación de la enfermedad. En ese país, como en el resto del mundo, los positivos van aumentando en grandes cantidades cada dos semanas, que es el periodo promedio que el virus se queda en el organismo.
