Para la tarea de la elaboración de las chipas para la Semana Santa, se acoplan, la hermana menor de nombre Lucero, la madre Carolina Villalba y papá Julián Aguirre.
Las artistas instan a las familias a mantener las tradiciones vivas dentro de seno familiar, pero sin violar las medidas sanitarias recomendadas por el Ministerio de Salud para evitar arriesgarse a un contagio masivo de COVID-19.

Sol comentó que entre los ingredientes, solamente el anís es de otro lado y comprado, después todos son productos locales y de la familia.
Relató que usan la hoja de banano que está en el fondo de la casa y de allí mismo recogen los huevos de las gallinas, que también usan queso de producción propia y el almidón compran de una vecina y de esa manera ayudan a los lugareños también.
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La artista comentó que extraña los escenarios, pero hacen pasar el tiempo con la práctica y realizando actuaciones virtuales para los amigos de su página de Facebook. Además de recomendar a sus seguidores acatar la disposición de las autoridades, que la pesadilla pasará y volverán a reencontrarse.
Pero hoy, Miércoles Santo el trabajo estuvo concentrado en la preparación de la chipa, recogiendo los huevos, cortando las hojas de banano, amasando y finalmente cocinando las chipas en el tatakua de ladrillo que fue calentado previamente con leña.

Las chicas, quienes aman nuestra tradición llevando música a diferentes escenarios del departamento de Caazapá, también demuestran el profundo amor a su familia y la tradición culinaria mezclando el olor a chipa recién salida del tatakua con los acordes de la guitarra de Sol y el acordeón de Luna.

