La semana pasada el Presidente de la República señaló, en su informe anual de gestión, que los hechos de sicariato en la zona fronteriza se redujeron a cero gracias a la presencia de mayor cantidad de efectivos policiales y de uniformados de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) en el Amambay.
Sin embargo, para la Policía Nacional la realidad es que los homicidios por encargo solo aminoraron 50 por ciento en dicho departamento, teniendo como referencia los años 2019 y 2018.
En ese último año citado hubo al menos 120 casos de sicariato solo en aquella zona del país, según expuso ayer el comisario general inspector Gilberto Fleitas, director General de Investigación de Hechos Punibles, en el programa “Crimen y Castigo” emitido por ABC Tv.
Solo en Amambay en 2019 se produjeron en total 79 asesinatos. Entre enero y junio de ese año hubo 52 homicidios. Durante el mismo periodo del 2020, ocurrieron 18 casos, según cifras de la Policía y del Ministerio del Interior.
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Con relación a esta notable reducción Fleitas dijo “no podemos mentir, influyó mucho la cuarentena, la situación de la pandemia en Paraguay”.
En cuanto a sicarios aprehendidos, el año pasado hubo 41 personas y este año ya son 25 individuos.
Lucha contra el crimen
El jefe policial señaló que no es fácil la lucha contra el sicariato ordenado por las organizaciones criminales, porque no se trata de crímenes urbanos, pues “quienes ordenan las muertes de extranjeros o nacionales, son extranjeros”.
El año pasado, según relató Fleitas, comenzaron las incursiones de agentes de Asunción en el norte, en una de las cuales atraparon a 15 sicarios. Tras el homicidio del periodista Leo Veras, en múltiples allanamientos, cayeron 10 criminales.
Al iniciar los trabajos, “siempre discutimos cómo vamos a trabajar, y con los fiscales dijimos a quiénes vamos a perseguir, ¿si a los treinta mil del PCC y a los veinte mil del Comando Vermelho? Vamos a perseguir a quienes dan cobijo a criminales extranjeros”.
En otro momento el comisario habló de lo difícil que es el caso de los líderes de bandas criminales, ya que en su mayoría están en las cárceles del Brasil y desde ahí dan las órdenes.