Décadas atrás en el departamento de San Pedro los pequeños productores sembraban principalmente algodón, rubro que fue perdiendo rentabilidad por lo que disminuyó paulatinamente su área de cultivo hasta desaparecer casi por completo. Así fue que emergieron otros rubros de renta como el sésamo, pero con mayor fuerza el maíz y la soja, en la pequeña finca.
El año pasado la superficie de siembra de soja en las pequeñas fincas del segundo departamento ya alcanzó 27.313 hectáreas, mientras que en el 2020 la superficie aumentó a 32.707 hectáreas. A su vez, el área del maíz en 2019 fue de 90.879 hectáreas y aunque este año se dio una disminución importante quedando en 42.903 hectáreas, superficie, que al igual que el de la soja, sigue siendo mayor a la superficie del sésamo en el departamento, que se estima en unas 20.000 hectáreas.

Según la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censo (DEGEC) en 1997 el 57% de la población del departamento de San Pedro estaba en la línea de la pobreza, mientras que en el informe realizado en el 2019 esa brecha bajó al 36% de la población. En cuanto a pobreza monetaria, el informe de la DEGEC indica que 160.183 habitantes de San Pedro tienen ingresos inferiores al costo de la canasta básica de consumo.
Uno de los ejemplos de progreso se vio en el día de campo organizado por el Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) el pasado fin de semana, en el distrito de Lima, Allí, el cooperador del Inbio, Alejandro Colmán, que desde hace varios años decidió producir soja y maíz en sus pocas hectáreas de terreno y tras ser asistido por el Programa de Agricultura Sustentable con Biotecnología, empezó a notar la diferencia con la obtención de buenos resultados en su parcela.
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En la presente campaña, Colmán sembró la variedad Sojapar R24 y está convencido de que sólo con trabajo se puede salir de la pobreza. “No se puede seguir pidiendo que sea el Gobierno el salvador de nuestras familias”, dijo en el acto que se realizó en su parcela, ubicada en Yvype, distrito de Lima.
El mismo, destacó que al lado de la soja y el maíz tiene cultivos de autoconsumo, diversificando con rubros de alimentación para su familia y para la renta. Además dijo que hace uso adecuado del suelo, incorpora semillas de calidad y todo el paquete tecnológico que le enseñaron los técnicos, y con eso puede ayudar a sostenerse económicamente, sino también a crecer y a mejorar su condición de vida y de su familia.
Por otra parte, los técnicos del Inbio, indicaron que mediante dicho programa, los cooperadores aprenden a conocer sobre el manejo del suelo, la siembra de abonos verdes, la formación de cobertura vegetal muerta en la parcela para la aplicación del sistema de siembra directa. A través de los productores se difunde la tecnología y el conocimiento a otros labriegos de la zona, que ven el exitoso sistema, generando un efecto multiplicador de conocimiento, para difundir las buenas prácticas agrícolas.
