Restricciones por la pandemia dejan a comerciantes en miseria

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Don Lucio Ovelar, propietario de una santería desde hace 30 años, se mostró descontento y apesadumbrado por las escasas ventas de  este año a consecuencia de las medidas restrictivas.
Don Lucio Ovelar, propietario de una santería desde hace 30 años, se mostró descontento y apesadumbrado por las escasas ventas de este año a consecuencia de las medidas restrictivas.Archivo, ABC Color

Cada diciembre, cientos de vendedores esperan optimistas la celebración religiosa en honor a la Virgen de Caacupé, pero este año las restricciones impuestas por el Gobierno a consecuencia del covid-19 dejan solo pesar.

Apesadumbrados comerciantes apostados en los alrededores de la Basílica de Caacupé no pueden ocultar su malestar por las imposiciones aplicadas este año a la celebración religiosa más grande del país y que los tiene sin ventas desde hace ocho días. Cada año, la fiesta mariana reúne a más de dos millones de devotos que llegan a la capital espiritual desde todos los rincones del país, no obstante, la pandemia del covid-19 que ya dejó más de 1.800 fallecidos, impidió este diciembre que el evento religioso en honor a la Virgen Medianera de los Milagros de Caacupé se desarrolle con normalidad.

Las medidas restrictivas dejaron a miles de fieles sin la posibilidad de visitar a la Virgen para cumplir sus promesas, y además causó estragos en la economía de cientos de vendedores formales e informales que año tras año subsisten mediante las ventas logradas durante este mes.

“Este es mi puesto de trabajo hace 32 años. Hace días que estoy sin ventas. Se nos pagó un subsidio de 500.000 guaraníes, pero no compensa nuestras ganancias habituales”, resaltó doña Máxima Noguera, vendedora de chipa. Así también explicó Luciano Ovelar, propietario de una santería al costado de la Basílica, quien dijo que “solo caacupeños transitan por la ciudad”.

El rubro gastronómico es uno de los más afectados por la triste situación que se vive en la ciudad, ya que los alimentos son preparados esperando la concurrencia de los devotos, pero no se pueden conservar. “Es muy triste la situación. No vendemos nada. Todo se estropea”, comentó al respecto Mirta Milesi, propietaria de un bar en los alrededores del santuario.

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Los vendedores, cuestionaron además que los principales días de celebración, que serán este lunes 7 y martes 8 de diciembre tienen prohibido instalarse con sus puestos de ventas a menos de tres cuadras. “Ya no nos dejarán entrar hasta nuestros habituales espacios de trabajo. Nos dicen que tenemos que estar a tres cuadras”, indicó doña Estela Cardozo, quien tiene su puesto de chipas en la esquina del templo.

Según indicaron los vendedores, las pérdidas causadas por las restricciones son de unos tres a cinco millones cada uno durante estos días.

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