El secretario de Estado participó ayer, junto con el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, y la presidenta del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), Gail González, de la inauguración de mejoras edilicias ejecutadas en la escuela 7.804, Josefin Plá, de Karapã'i, Amambay. Las obras fueron financiadas por el Indert, que durante el acto entregó al MEC el título de propiedad de la institución educativa.
En su discurso, el ministro de Educación contó que hay 1.200 instituciones educativas con títulos que deben ser regularizados y que de ese total 496 están a nombre del Indert, con cuya presidenta firmó un convenio para que se realice la transferencia de 170 títulos de propiedad.
Además, Petta agradeció a todos los docentes y directores “que hicieron un esfuerzo extraordinario desde el 10 de marzo, que cerramos las escuelas, para sostener la educación. Estaban los agoreros. Estaban los que señalaban y maldecían de que era un año perdido, era un año que se fracasaba. Es más, no voy a dar nombres, pero en una reunión de ministros una persona me dijo, tenés que consolarte Eduardo, es un año perdido”.
Sin embargo, afirmó el ministro, “no nos podíamos dar el lujo de un 2020 con pandemia perder la educación, sí una educación distinta, pero no perdida”. “Agradecer a mamá, papá, abuela, que sostuvo la educación de sus hijos desde sus casas. Al principio costó, al principio había quejas, pero después nos adaptamos y hoy podemos decir que cerramos un año distinto pero no perdido”.
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En contraposición a las palabras del ministro Petta, para la Federación de padres de instituciones educativas oficiales, Fedapy, el año lectivo fue “un fracaso con mayúscula”, según el secretario general, Guillermo Velázquez, quien aseveró también: “si es por mí, que mi hijo repita el año, porque no aprendió nada”. Afirmó que tanto en su casa como en otras los alumnos recibieron las tareas todas juntas, por WhatsApp, que sin ninguna otra indicación debían entregarlas en plazos cortos. “Los padres que tienen varios hijos y un solo celular pasaron peor. Y ni qué decir los que, en el interior, debieron subirse a un árbol para tener señal de internet”, clamó Velázquez.
