Casa, al borde del vacío: familia pide ayuda ante inminente derrumbe

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El peligro para las nueve personas que viven en esta casa ubicada en lo alto del arroyo Paí Ñu es el derrumbe que sucederá con la próxima tormenta.
El peligro para las nueve personas que viven en esta casa ubicada en lo alto del arroyo Paí Ñu es el derrumbe que sucederá con la próxima tormenta.

Eran las 2:00 del domingo cuando Edith Adorno recibió un llamado de su marido advirtiéndole que el arroyo Paí Ñu de Ñemby se desbordó. Al mirar por la ventana, ella se dio cuenta de que su auto estaba inclinado y a los gritos despertó a todos, corrieron bajo la lluvia y los rayos, y con una sábana lograron atar el auto a un árbol.

La casa de Edith Adorno está en lo alto de las calles Libertador y Las Valentinas, en un terreno que estaba protegido por un muro que lo separaba del arroyo Paí Ñu. En 2010 se derrumbó el muro y lo reconstruyeron la municipalidad y la gobernación. El domingo pasado, la tormenta y las ráfagas de viento eran impresionantes. Apenas logró atar su auto a un árbol con una sábana mientras veía cómo el agua se llevaba el muro en minutos. El auto -que es su herramienta de trabajo- quedó sin dirección. Fue todo muy rápido.

La erosión dejó la casa al borde de un precipicio, con pisos suspendidos y una ligera inclinación, que ya les obligó a vaciar algunas piezas, porque desde ese día no duermen ni comen bien porque están preocupados. El derrumbe es inminente.

Esta totalmente abierto, no hay nada que nos cubra del arroyo, no dormimos, estamos pendientes con las lluvias, dijo Edith Adorno.
Esta totalmente abierto, no hay nada que nos cubra del arroyo, no dormimos, estamos pendientes con las lluvias, dijo Edith Adorno.

“Está totalmente abierto, no hay nada que nos cubra del arroyo; no dormimos, estamos pendientes de las lluvias”, dijo con la voz preocupada Edith. “Medio centímetro de la punta de la habitación de mis padres está en el aire y cuando pasan los camiones tiembla la tierra porque es una superficie falsa”, detalló.

Según recordó, “el primer derrumbe fue carcomiendo de a poco el muro, esta vez fue todo de golpe. Aquella vez nos quedamos sin quincho; esta vez se va la casa entera”, acotó.

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La erosión dejó a la casa al borde de un precipicio con pisos que flotan y una ligera inclinación.
La erosión dejó a la casa al borde de un precipicio con pisos que flotan y una ligera inclinación.

Aquí viven nueve personas y cuatro de ellas son menores. “Nosotros no queremos estar acá porque en un futuro pasa de vuelta lo mismo, nosotros queremos salir, es nuestra casa propia, pero ¿qué vamos a hacer? Aunque sea queremos irnos a un terreno fiscal porque no podemos estar más en este lugar; tenemos miedo”, añadió.

“Necesitamos ir a un albergue o una casa unos seis meses por lo menos. Tenemos ropas y documentos preparados para salir corriendo, esta casa se va a derrumbar en la próxima lluvia y pedimos que nos ayuden a salir de aquí”, finalizó.