En su prédica, el obispo hizo un paralelismo entre la lepra, que causaba mucha discriminación y marginación en tiempos antiguos y con el sida un mal posmoderno que genera la misma situación.
“El egoísmo, la soberbia, y sobre todo la corrupción, son las enfermedades del corazón de las cuales es necesario purificarse” en la actualidad, agregó el prelado.
Urge que cada persona luche contra estos antivalores y con la ayuda de Dios, volver a reintegrarse plenamente en la sociedad, donde sus miembros anhelan paz y esperanza para seguir viviendo.
Al final de la misa, aprovechando el día de San Valentín (patrono de los enamorados) conmemorado ayer, exhortó a los matrimonios a trabajar juntos para que cada día se reavive el amor entre ellos y expresó su deseo de que los noviazgos sean sanos y puros.
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