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La conducta morosa de nuestro socio en condominio por partes iguales del complejo hidroeléctrico, así como de la energía que produce, es apenas una prueba más de que la cesión de energía no es un buen negocio.
En el caso de Yacyretá, la falta de pagos al Paraguay es un problema endémico, porque a la morosidad del sector eléctrico argentino por aprovecharse de la energía paraguaya en Yacyretá debe sumarse la morosidad de la Entidad Binacional Yacyretá en concepto de compensación por territorio inundado, que el Tratado consagra no solo por acuerdos político, o algo parecido, sino por justicia, porque cerca del 90% del territorio que inunda el embalse del complejo es paraguayo; en definitiva “solo el agua”, factor que, sin lugar a dudas es el único factor insustituible en un emprendimiento de esta naturaleza.
Este renglón, que forma parte del costo de servicio de Yacyretá, al 31 de diciembre de 2019 rondaba ya los US$ 1.230 millones, según fuentes del sector.
Cesión de energía
El saldo de la deuda argentina en concepto de compensación por cesión de energía trepa a US$ 95 millones, porque a los 17 millones de ese año deben sumarse atrasos de años anteriores.
El efecto de las acreencias correspondientes a 2019 queda un saldo a pagar de US$ 26 millones, y por las del 2020 US$ 52 millones.
Reiteremos que entre 1994 y marzo del presente año, la tasa promedia de aprovechamiento paraguayo de la producción acumulada de Yacyretá fue del 6,7% y el de la Argentina fue del 98,7%.
Si limitamos nuestra observación a la mitad paraguaya de la producción de la central binacional, tal como lo establece el Art. XIII del Tratado, la Administración Nacional de Electricidad retiró de Yacyretá en el período de referencia el 13,4% y cedió 88,6%,
La compensación unitaria por MWh cedido, ronda los US$ 9, según el Tratado.
Ramón Casco Carreras