- Un Presidente de la Cámara de Diputados que nadie esperaba. ¿Usted esperó?
- Uno cuando entra en política sabe cuál es su ambición. Este es un cuerpo colegiado donde cualquiera puede ser presidente. Nadie puede negar esa aspiración. Yo ya fui Presidente de junta municipal, de intendente interino de Piribebuy, fui gobernador de Cordillera, y bueno, hoy me toca ser Presidente de la Cámara de Diputados. Si confían en mí y me piden postularme a Presidente de la República, ¿por qué no? Soy un paraguayo como todos con derecho.
- Pero no es de los que habitualmente son protagonistas...
- No, porque mi trabajo se centra en las comisiones donde se estudian las leyes. No seré el polémico de la Cámara y por eso paso desapercibido, pero en el trabajo siempre estoy presente.
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- Su elección no estuvo planificada. ¿Fue un sorteo?
- A mí me llamaron de mi departamento cuando se tuvo la seguridad de la convocatoria a sesión extraordinaria. No fue sorteo. Éramos cinco: Salyn Buzarquis, Ávalos Mariño, Sergio Rojas y Pastor Vera. Y bueno, me eligieron a mí. Dios quiso así. Los cinco asumimos un compromiso de ayudarnos todos en este último año legislativo.
- ¿Fue un golpe al cartismo, como se dijo?
- ¡Noo, qué golpe! Fue una alternancia. Fue cambiar una forma de administrar por otra. Hay mucha gente de ese movimiento que trabaja en la cámara y se ve el fruto de su trabajo. Yo necesito de ellos para fortalecer el trabajo que tenemos en la cámara.
- Los cartistas dijeron que al desbancar a Alliana y elegirlo a usted, el grupo colorado oficialista comenzó a entregar el poder a la oposición...
- Ojalá que la oposición sea poder en el 2023 como dicen y demostrar que puede honrar esa responsabilidad con trabajo los próximos cinco años...
- ¿Cuál es su profesión?
- Yo soy odontólogo, recibido en la Universidad Nacional del Nordeste, en Corrientes. Ahí también milité en los centros estudiantiles.
- ¿Edad, situación familiar?
- Tengo 52 años, estoy casado hace 28 años con Cristina, a quien le debo mucho, ya jubilada docente a la que conocí cuando tenía 19. Tenemos tres hijos, uno es ingeniero comercial y trabaja en una cooperativa de Caacupé. Mi hija es bioquímica. Está haciendo su pasantía en Villarrica y el último ya casado estudia medicina.
- ¿En la política? El primer opositor como titular de Diputados en muchos años...
- Ingresé en la política en el 96 al volver de la Argentina después de terminar mi carrera. Antes trabajé en Buenos Aires hasta donde llegué en busca de trabajo. En política las coyunturas están presentes siempre. Esta vez hubo eso y se logró la alternancia, no con la idea de remover a un movimiento en particular. La elección se hace para cumplir con seriedad la labor parlamentaria.
- ¿Cómo va a distribuir los cargos?
- Vamos a sentarnos y dialogar entre todos. Conmigo no van a encontrar revanchismo. Hay 45 comisiones.
- Hay para todos...
- Yo sé escuchar. No soy el que sabe todo. No soy tibio ni argel ni el que grita sino el que habla. Trato de andar recto...
- ¿Hay que cambiar la representación del Jurado de Enjuiciamiento, del Consejo de la Magistratura?
- Eso dependerá de la decisión de la mayoría. No depende de mí.
- ¿El juicio político contra la fiscala general del Estado está más cerca?
- Creo que la política ingresó en la justicia de manera contundente, pero también en la educación, la salud... No me van a negar que la recomendación, la afiliación política sigue siendo una condición para conseguir una ventaja o un contrato para después pagar favores toda la vida. Eso tenemos que erradicar. La justicia tiene que ser libre, independiente. Los ciudadanos claman por una justicia que penalice a los que transgreden la ley. La justicia necesita de personas íntegras. Yo soy partidario no solo de sacar a la fiscala sino a todo aquel o aquella que reúne las evidencias para ser apartado. Yo fui uno de los firmantes del libelo acusatorio anterior (contra Sandra Quiñónez) que fue rechazado. No podemos ser ciegos. El pueblo necesita de una justicia libre, independiente sin influencias políticas...
- Está bastante desprestigiada la cámara. Les llaman “Cámara de la Vergüenza”, “Narcodiputados”. ¿Cuál fue su reacción al ver a su colega Ozorio esposado, preso y alojado en la cárcel de Emboscada...?
- Yo estaba con él en la comisión de Defensa. Yo era el Vicepresidente. No pude creer.
- Lo llevaron prácticamente de la sede del Congreso...
- Cualquiera que trata con Ozorio ve a un señor bonachón, un pan de Dios. Jamás se podía pensar otra cosa. Esa conducta realmente perjudica a todos. No entiendo cómo se puede llegar a ese extremo.
- La política en gran parte es un negocio evidentemente. La plata hace bailar al mono. Los diputados son todos millonarios dicen. Ahí hay otro de Capiatá, Galeano, al que quieren expulsar ahora...
- No tengo precedente de que el diputado Erico Galeano es de lo mismo. Lo que se diga es subjetivo. Puede que no sea pero también puede haber más. Quién sabe. Si es así que hagan como Ozorio renunciando y no esperar que se le quite los fueros ni llevándolo a la silla de acusados. Hay que demostrar que uno no está en cosas oscuras. Tenemos que devolver credibilidad a la institución.
- ¿Puede haber más?
- No. Yo no digo que haya más pero si hay más gente que obra de esa forma, en algún momento se va a conocer la verdad y es mejor que se retire antes, así nos ahorra trabajo también.
- Se arroja mucha basura sobre los parlamentarios...
- Esa es una palabra suave todavía. Yo escucho decir “cloaca”. Es más feo y contundente...
- Sobre usted mismo se publican cuestiones. Apenas fue elegido y ya le sacaron un prontuario de su pasado. Lo acusan de haber falsificado documentos públicos en 2015 por pozos sanitarios, aulas, obras viales..
- Sí, es de mi tiempo de gobernador. No hay nada de eso. Yo puedo jactarme de andar libremente por mi departamento donde la gente me recibe adonde vaya. Aparecí, es cierto, en una tapa de diario una vez donde me acusaron de un faltante de G. 9 mil millones. Era resultado de una auditoría que se hizo en junio (de 2013) cuando yo asumí en agosto...
- Fue calumnia...
- ¡Cómo me pueden acusar de una irregularidad que supuestamente se produjo dos meses antes de asumir!. “No fueron emitidos los comprobantes de ingreso”, decía la publicación, no que fueron mal utilizados. En la cancha hay que demostrar las cosas.
- ¿Cómo cree que se puede limpiar la calidad de representantes que tenemos para librarnos de los delincuentes que se meten disfrazados de corderos?
- Estamos en campaña electoral. Veo vehículos, combustible, cartelería de candidatos por todas partes. Eso cuesta mucho dinero. ¿De dónde proviene ese dinero?. Lo justo sería que los electores vayan a votar libremente por candidatos que tengan las mismas posibilidades de usar los medios para hacer propaganda, pero estamos en un país donde se enseña luego la corrupción en la escuela o en nuestra propia casa. El pueblo acepta como costumbre y eso no tiene que ser así. El elector tiene que conocer a su candidato por su don de servicio y no irse con él por su plata.
- ¿Cómo ve las posibilidades de la oposición para el 2023?
- Los liberales tenemos una convención en marzo. La oposición tiene que llegar unida y que la gente se vuelva a sentir dueña de su destino. La cuestión no es ganar por ganar ni llegar por llegar. Es llegar y ganar para poder trabajar. Ese es el mensaje que tiene que llevar el candidato opositor a Presidente de la República. Si vamos a hacer otra campaña de acusaciones eso no va a construir. Necesitamos despojarnos de nuestros egoísmos y unirnos para construir el país en serio que necesitamos.
- ¿A quién le apoya usted, a Efraín o a Hugo Fleitas?
- No tengo precandidato hasta el momento. Soy independiente. A partir de la convención estaremos conversando...
- ¿Usted se vuelve a candidatar como diputado?
- No creo. Voy a esperar la convención.
- Cómo cree que se puede salvar el escollo Efraín-Llano...
- Muchas veces la gente dice que se pueden arreglar las cosas en un diálogo. El diálogo tiene dos situaciones: uno habla y el otro escucha. Yo creo que los dos tienen que empezar a saber escuchar porque de hablar saben bastante. Entonces, les falta la segunda parte: el diálogo. El pueblo clama por unidad. Ellos no escuchan.
