Caacupé: Monseñor Medina condenó la mafia de los pagarés, el despojo a indígenas y el colapso del sistema de salud

Monseñor Medina criticó con firmeza la mafia de los pagarés, el sistema de salud colapsado y el despojo que golpea a los más humildes.
Monseñor Medina criticó con firmeza la mafia de los pagarés, el sistema de salud colapsado y el despojo que golpea a los más humildes.

Monseñor Melanio Medina, obispo emérito de Misiones y Ñeembucú, cuestionó al Estado por permitir la estafa legalizada de los pagarés. Denunció el abandono de miles de trabajadores y pacientes en el sistema de salud y condenó el despojo sistemático de tierra de indígenas y campesinos. Exigió ética, justicia y un Estado que deje de “defender a los indefendibles”. Fue durante la misa del noveno día del novenario de la Virgen de Caacupé.

En una homilía de tono frontal, sin eufemismos y cargada de indignación moral, Mons. Mario Melanio Medina expuso con crudeza lo que denominó “la realidad doliente del Paraguay”. Sus palabras sacudieron a los presentes mientras enumeraba, uno por uno, los abusos, omisiones y complicidades que mantienen al país sumido en la desigualdad.

Desde el inicio, el obispo apuntó directamente a la mafia de los pagarés, una estructura que describió como un mecanismo que exprime y condena a los pobres a deudas impagables. Contó casos concretos:

“Una señora pidió un préstamo para comprar una cocina eléctrica de 200 mil guaraníes y terminó pagando 200 millones. Eso es mafia. Eso no es comercio: es ausencia total de ética humana”, afirmó, visiblemente indignado.

Aseguró que estas prácticas se sostienen porque la corrupción protege a los que deberían ser juzgados:

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“Lo peor de todo es que defienden a los indefendibles, a los delincuentes. Defienden el partido”, cuestionó.

“El sistema de salud es un escándalo”

Mons. Medina fue igualmente directo al referirse al sistema de salud pública, al que calificó como un aparato colapsado por la desidia y la mala administración.

“Cuatro mil trescientos profesionales de blanco reclaman lo mínimo: salario justo. Y ni siquiera eso se les paga”, denunció.

Aseguró que enfermeras, médicos y trabajadores de hospitales y del IPS viven en precariedad, mientras los pacientes sufren la falta de medicinas, insumos básicos, servicios y seguridad laboral:

“Falta la plata para los que realmente trabajan por el bien del pueblo. Eso es un pecado público que clama al cielo”, lamentó.

También mencionó el acoso laboral, la falta de infraestructura y la enorme recaudación del IPS que “nunca llega a donde tiene que llegar”.

Desalojo de indígenas y campesinos

Otro de los ejes centrales de su crítica fue el despojo y el abandono estatal hacia los pueblos indígenas y campesinos. Señaló que organismos clave como el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) y el INDERT no cumplen funciones básicas.

“El desalojo de indígenas y campesinos es una vergüenza. La tierra se vende, se regala, se negocia, pero nunca a favor del pobre”, expresó.

Cuestionó directamente al presidente del INDERT e incluso a su antecesor.

“Nada menos que el responsable del INDERT permite la venta de tierra. Eso es gravísimo. Eso es traicionar al país”,dijo.

El obispo recordó que la falta de presencia del Estado y la ausencia de políticas serias condenan a los pueblos originarios a la precariedad, el hambre y el desplazamiento.

Corrupción e ignorancia promovida

Mons. Medina indicó que una parte del deterioro nacional proviene de la promoción deliberada de la ignorancia. “Promover la chatura intelectual es promover el cretinismo”, advirtió.

Señaló que la política dejó de buscar el bien común para convertirse en un instrumento partidario que aplasta la dignidad ciudadana. “Los jueces protegen a los que deben protegerse entre ellos. Eso es corrupción estructural”, afirmó con fuerza.

También criticó el manejo irresponsable de la economía nacional, el endeudamiento creciente y la pérdida del poder adquisitivo:

Gasto público, clientelismo y prebendarismo

“Cuando el Estado no actúa, el sufrimiento del pueblo clama al cielo”.

La homilía tomó un tono profundamente moral al final, cuando el obispo recordó que las injusticias no son solo errores administrativos, sino faltas éticas que deben dolerle a cualquier creyente.

“Cuando falta dinero para la salud, cuando se defiende al delincuente, cuando se expulsa al indígena, cuando se estafa al pobre, eso clama al cielo. Eso es pecado público”, afirmó.

Pidió valentía y responsabilidad tanto a autoridades como a ciudadanos para detener el deterioro ético del país. “La política debe buscar el bien común. La economía debe ser humanista y solidaria. Si no, estamos perdidos”, puntualizó monseñor Medina.

Importante concurrencia de fieles en la explanada de la basílica de Caacupé.
Importante concurrencia de fieles en la explanada de la basílica de Caacupé.