Ángel, el milagro de Chiquitunga

Hacia las 14:00, llegó al estadio del club Cerro Porteño el joven Ángel Ramón Dominguez González en compañía de su madre, Liz Marlene González, y su abuela Beatriz Peralta Rivarola. Un milagro de ella le dio la vida, y eso la convertirá en beata.

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Por primera vez, una mujer paraguaya será beatificada, y el milagro que la eleva a los altares fue un niño que nació sin vida y que, después de 40 minutos empezó a respirar. Es hijo de padres sordomudos y de escasos recursos de San Pedro. Ese niño hoy tiene 15 años y se llama Ángel Ramón Domínguez.

Ángel y su familia son oriundos del barrio Santa Ana, de San Pedro. Consultado sobre el significado de este día histórico para él, expresó con voz temblorosa que no lo puede describir con palabras.

"Cuando la gente se me acerca me siento nervioso, emocionado, y me cuesta describir lo que siento", dijo en conversación con la periodista Gladys Villalba, de ABC Color.

Respecto a la beata indicó que "ella es como su mamá, porque gracias a Chiquitunga está vivo", y agregó: "Hablo con ella todos los días y le rezo. En casa tengo un altar en honor a su memoria", añadió Ángel.

El joven, que sueña con ser médico para ayudar a la gente, cumplirá 16 años el próximo 15 de agosto. Maneja perfectamente el lenguaje de señas y aseguró que nunca padeció dolencias graves en su salud, "excepto una simple gripe". Perdió a su padre cuando tenía apenas 3 años de edad y tanto él con su joven madre habían quedado al cuidado de su abuela.

Por su parte, Beatriz Peralta, abuela de Ángel dijo que se sienten impresionados y aseguró "tener piel de gallina" desde el momento en que ingresó al estadio.

Una de los testigos del milagro fueron la doctora Nidia González, quien se encargaba en ese momento de reanimar al niño que había nacido muerto.

“Paciente en baja. Eso significa que hay que salir corriendo, como estás vestido. Cuando llegué, el paciente estaba sin signos de vida. Continué con un trabajo de reanimación más intenso, con medicamentos, que habían iniciado los enfermeros. Fue una vía central a nivel del ombligo, le intubamos y después de un trabajo intenso respiró. Lo que sí sorprende es que haya quedado sin ninguna secuela”, reconoció la profesional.

También fue protagonista una enfermera, quien también estuvo en el lugar, y fue quien encomendó la vida del niño a Chiquitunga. Su nombre es Blanca Duarte, y en esa época, casualmente, entre 2002 y 2004, empezó a desarrollar la devoción hacia ella, cuando empezó a interesarse en su vida.

 

“Pasaron cinco, 10 minutos, y no había signos de vida. Entonces abrí mis brazos y pedí la intercesión de Chiquitunga. Le pedí que tenga misericordia de sus padres y que a este bebé lo tengan en vida, en sus brazos. A los 30 minutos él hizo una gran entrada de oxígeno en su pulmón, hizo una inspiración”, recuerda la enfermera, quien dice que hasta ahora encomienda su trabajo de enfermera, que sigue desarrollando hoy en el hospital de Limpio.

Uno de los documentos que llegaron al Vaticano y que hoy permite que Chiquitunga sea convierta en la primera beata paraguaya fue una publicación del diario ABC Color hecha en ese entonces, en agosto de 2002, por el corresponsal de la zona, Cristino Peralta.

“Atribuyen a un milagro el nacimiento con vida de un niño”, fue el titular. Al ser consultado al respecto, recordó: “Los médicos admitieron su sorpresa y afirmaron que solo se podría atribuir a un milagro. No tenían otra explicación; eso es lo que me dijeron”, alegó. Dijo, además, que “tanto el papá como la mamá nunca dudaron de que se trató de un milagro”.

María Felicia “Chiquitunga” nació en 1925. Desde joven, formó parte del apostolado laico en el servicio a los necesitados, hasta que se unió a las Carmelitas Descalzas de Asunción. Desde su muerte en 1959, a la edad de 34 años, numerosas personas dieron testimonio de su mediación en milagros.

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