Denuncia tortura por parte de miembros de una iglesia

Haber utilizado un teléfono celular y una radio le habrían costado a Jacobo Bueckert Fehr, de 21 años, ser torturado durante varias horas por parte de miembros de la Iglesia Fundamentalista de los Menonitas de la localidad de Nueva Durango. Para los componentes de la colonia, esta es considerada una falta grave contra las estrictas normas que profesan.

El joven presentó en horas de la mañana una denuncia por este hecho ante la Fiscalía de Curuguaty, departamento de Canindeyú. La localidad en la que supuestamente ocurrieron los hechos se encuentra ubicada a unos 35 kilómetros de esta ciudad, informó el corresponsal de ABC Color en la zona, Alberto Núñez.

Según el abogado Lebaldo Francisco de Asís, que acompañó al joven esta mañana en sede fiscal, el hecho había ocurrido anoche alrededor de las 22:30 en la mencionada colonia. Según el relato, todo se debió a que Jacobo fue sorprendido utilizando el aparato celular y la radio, lo que es considerado falta grave  en la comunidad.

El joven intentó resistirse, refugiándose en la vivienda de sus abuelos, pero los atacantes supuestamente ingresaron allí y le sometieron a tortura, señaló su representante legal. Los jefes de la colonia son Francisco Wall e Isaac Redecob y el jefe máximo de las autoridades religiosas se llama Joan Wall Braum, quienes son los responsables de alguna forma, reveló el abogado.

Según el letrado, entre las normas estrictas de la colonia se prohíbe la utilización de aparatos y maquinarias de cualquier tipo, relaciones amistosas con jóvenes paraguayos y hasta el sufragio en elecciones o estudiar en escuelas o colegios nacionales.

“Ellos practican la tortura, esclavitud y colonialismo; algo que nuestra Constitución Nacional condena”, afirmó el abogado para luego explicar que los jóvenes son sometidos a torturas y esclavitud.

Acotó que en caso de realizar denuncias por estos hechos, quienes lo hagan se exponen a ser coaccionados y golpeados. “A ellos se le despojó de su celular y de su radio y se les garroteó con correa de maquinaria y con cables de electricidad trenzados”, afirmó.

Relató que ya en 2013 sucedió algo así, pero que obligaron a quien presentó la denuncia a retirarla y aceptar un arreglo. “Ellos tienen 10 sacerdotes que deben controlar a los jóvenes y someterlos a ese fundamentalismo”, sentenció.