Cremación: Las cenizas después de la muerte

La inseguridad y la precariedad de los cementerios hacen que cada vez más paraguayos opten por conservar a sus muertos en forma de cenizas, aunque en comparación con los entierros aún constituye un servicio de baja demanda.

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Actualmente, existe una sola empresa, cuyo horno está asentado en Villa Elisa, que ofrece servicios de cremación en Paraguay.

Se trata de una alternativa al entierro disponible desde hace ocho años a nivel local, aunque aún constituye una opción poco conocida.

Aurelio Saldívar, del Parque Serenidad, explica que inicialmente era un servicio usufructuado por los extranjeros asentados en el país, pero que en los últimos años cada vez más paraguayos recurren a esta opción.

“El paraguayo todavía está arraigado en una cultura, en los tabúes. Los extranjeros, sí, prácticamente todos optan por la cremación. Pero poco a poco el paraguayo va tomando conciencia de las conveniencias”, refiere.

Comenta que igualmente influyen la inseguridad y la precariedad en que se encuentran varios cementerios municipales, así como la falta de espacios adecuados.

“Mucha gente está cansada de los cementerios, principalmente los municipales, donde se roba o saquea. Entonces optan por la cremación”, agrega a su vez Eligio Amarilla, coordinador de Servicios de la empresa.

Hay casos en que los familiares decidieron exhumar los restos luego de décadas de entierro, abrumados por los profanadores, relata el responsable.

Previo a la cremación, el cuerpo es preparado, ocasión en la cual se extraen los líquidos y los metales que pudieran encontrarse, como piezas de platino o marcapasos, según explica Saldívar.

Posteriormente, el cadáver es depositado en una estructura metálica para ser llevado al horno, donde queda convertido en cenizas en aproximadamente tres o cuatro horas.

El tiempo del proceso es variable, ya que depende de la contextura física de la persona y el tiempo de fallecimiento, aclara.

El fuego utilizado debe alcanzar una temperatura de 1.000 grados para procesar todos los restos.

Una vez concluido el trabajo, las cenizas son entregadas a los familiares en un paquete de terciopelo o en una urna funeraria.

La cremación tiene un costo de G. 4.600.000, cifra a la que debe sumarse -en caso de los interesados- la ceremonia del velatorio, cuyo costo asciende a los G. 9.000.000, y la urna.

El monto es fraccionable en hasta 10 cuotas a precio contado y 18 cuotas de G. 333.756, detalla Saldívar.

El servicio puede ser adquirido con anterioridad por las personas cuya voluntad sea que sus restos sean conservados en forma de cenizas.

Al realizar el pago mencionado, se expide un documento que el interesado puede facilitar a sus familiares, según explica.

Para usufructuar el servicio, son necesarias las copias autenticadas del certificado de defunción, tanto el firmado por un médico como el expedido por el Registro Civil, además de la cédula de identidad del fallecido.

En caso de que la muerte se haya producido en un hecho violento investigable, se requiere la autorización del juez correspondiente.

Al ser abordado sobre el beneficio económico en términos comparativos, Amarilla aseguró que el costo para las familias es prácticamente similar.

En un entierro también se debe considerar el alquiler o la compra del terreno en los cementerios, así como la adquisición de los féretros y otros gastos propios de las ceremonias funerarias, según explicó.

Por otra parte, las urnas con las cenizas pueden conservarse en las viviendas o bien en algún nicho preparado en recintos privados.

Recalcó, sin embargo, que la mayoría de los paraguayos sigue optando por el entierro, debido a prejuicios y creencias religiosas, además de tabúes y falta de conocimiento en torno a la cremación.

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