Presidente recuerda desaires que soportó

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El presidente Federico Franco reconoció que los momentos más difíciles durante sus 14 meses de gestión los vivió durante los desaires que le tocó sufrir tanto a él como a sus ministros por parte de los países vecinos.

Franco señaló que su gobierno fue particularmente difícil porque se inició en un momento en que los países de la región se negaban a reconocer su gobierno, pese a que su asunción se dio en el marco de lo que establece la Constitución Nacional.

Comentó que la actitud de Brasil, Argentina, Bolivia y hasta Uruguay le valieron varios momentos malos.

“Un rosario de dolor y amargura fue lo que vivió el Paraguay con los países vecinos. Todos los desaires fueron dolorosos”, manifestó, en contacto con la 780 AM .

Recordó los encuentros regionales en que no fue invitado o donde sus ministros debieron soportar situaciones incómodas.

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“A veces los funcionarios, desde el nivel de los secretarios de Estado para abajo, debieron pasar por situaciones lamentables”, indicó.

Al ser abordado respecto a cuál fue el país que mostró la peor actitud con Paraguay, Franco se limitó a señalar que todos los desaires los sintió por igual.

Indicó que incluso desde antes de su asunción al poder, en reemplazo de Lugo, sintió la presión de la comunidad internacional.

Comentó que el día del juicio político al exobispo, se reunió con cuatro cancilleres de la región, entre ellos el del Brasil, ocasión en la cual ya percibió la presión que tendría que soportar posteriormente.

Explicó que antes de tomar la decisión de aceptar asumir el poder convocó a los diplomáticos a su despacho. “Ahí me di cuenta de la situación de los países vecinos, pude tener el pulso de la realidad”, refirió.

Pese a las presiones y reclamos, aseguró que aceptó asumir el mando, a fin de que su partido y su familia no queden como “grandes cobardes de la historia”.

“Acepté el deafío porque si no asumía se iba a decir que el PLRA no tiene vocación de poder y que Franco es un traidor”, refirió.

Aseguró que su decisión de completar el mandato de Lugo fue “una decisión personal y patriótica que estaba por encima de mi comodidad”.