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El segundo aniversario de esta administración de Gobierno no dio para festejos, sino para tocar madera y rezar para que las cosas no sigan empeorando.

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La evaluación de todos los sectores económicos, políticos y sociales fue negativa. Algunos ven que estamos al borde un colapso social.

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Lo malo es que no se ven señales esperanzadoras y tampoco Abdito, pese a que se quiera mostrar firme y resuelto da confianza en cuanto a que de la talla para lo que se viene.

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Es difícil creer en la firmeza de uno que estuvo a punto de regalar la soberanía en Itaipú y que mostró lo peor de si mismo cuando trataba de salvarse a cualquier precio de ser destituido.

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Ahora volvió a lo mismo por el terror de ser echado a patadas, tranzando con el que antes calificada de contrabandista y muchos otros epítetos.

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Entre las críticas al Ejecutivo, hay que diferenciar las de algunos oportunistas y caras de granito que estuvieron ante en el poder y protagonizaron bochornos y fracasos.

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Se lo vio por ejemplo opinando al ínclito diputado cartista Tadeíto Rojas que fuera ministro del Interior cuando fue asesinado Rodrigo Quintana en el PLRA.

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Tadeíto se refirió a los signos de corrupción en este Gobierno, como si en el que estuvo él, hubieran sido todos ángeles y arcángeles.

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En estos días, se confirma que su Patrão estuvo protegiendo a un prófugo de la justicia brasileña y que anduvo repartiendo millones, quien sabe de qué origen.

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Además Tadeito, como máximo responsable de la seguridad pública en su momento debería explicar quien le dio la orden a los policías de entrar disparando al local del PLRA aquella trágica noche del 31 de marzo.

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Y si no sabe, es porque el cargo le quedaba grande y su designación no fue más que una ocurrencia de la que solía tener el Patrão.

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Según el ministro Benignito, los funcionarios públicos deben agradecer que cobran a fin de mes y no pedir más nada.

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Es cierto que en la Administración Pública hay zánganos, muchos de ellos puestos por los correligionarios y allegados de Benignito y que deberían poner el hombro en esta crisis.

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Sin embargo, al paso que vamos, este Gobierno nos querrá convencer de que debemos agradecer estar vivos y respirar. O, a lo mejor, pretende cobrarnos por eso.

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La corrupción en la Municipalidad de Ñemby, a cargo de Luquita Lanzoni, es pavorosa, según documentos que van surgiendo.

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En este caso y otros no cabe eso de la famosa “persecución política”, recurso’i al que suelen apelar algunos politicuchos cuando se ven acorralados.

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Todos los intendentes con cuentas pendientes deben ser investigados, incluyendo a los colorados que ahora se sienten impunes con la “operación cicatriz”.

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La ciudadanía sigue esperando que se reactiven algunos casos y que otros avancen. Sandrucha Quiñónez debería tomar nota.

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El acta entreguista de Itaipú y el intento de hacer negocios con eso es uno que está parado hace mucho. Suponemos que no es porque le afecta al vicepresidente y otros cercanos al Ejecutivo.

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También el caso Rodrigo Quintana, que afecta directamente al Patrão y su círculo cercano.

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El Patrão está poniendo las barbas en remojo por las revelaciones que van surgiendo desde Brasil.

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En cualquier momento reactiva el plan de jurar como senador ilegal.