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Sin embargo, según el balance del titular de la Corte Martínez Simón, fue un año de “maravillas”. Solo González Daher, Oviedo Matto y sus “partners” pueden decir eso. Y también el tal Horacio, quien fue mencionado por el titular de Unace, otro “blanqueado”, durante el juicio oral.
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Jueces como Juan Carlos Zárate, María Fernanda García de Zúñiga y Héctor Capurro tienen larga vida en este sistema de justicia, al que le gusta reverenciar al poder de turno y escrachar con dureza a fiscales que intentan hacer su trabajo y a periodistas que se animan a investigar la corrupción.
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Zárate es “supervaliente” con los “comunachos”. Por qué no se animó a decirle a “Peluquín”: “Zapatero a su zapato. Usted debe legislar y no traficar influencias”. Sencilla es la respuesta: Porque no iba a durar ni un segundo más en ese cargo. Le iban a rajar a patadas. Pero como le gusta el “zoquete”, entonces prefiere alinearse al poder. Eso parece que no aprendió de todas las doctrinas que supuestamente leyó para defenderle a González Daher (ANR, cartista).
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La noticia más feliz del año surgió ayer porque autorizaron al sector privado la importación de vacunas contra el covid-19. Ojalá el Gobierno sepa repartir de manera igualitaria las dosis. No faltarán los políticos que quieran aprovecharse de esto.
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Hasta ayer no renunció al cargo el titular de Petropar Denis Lichi (ANR, Añetete) por el grosero acuerdo secreto con la firma argentina Texos. Evidentemente que se fue al tacho el “caiga quien caiga”.
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Ayer a la siesta un contribuyente de Asunción armó un reverendo sarambí y con razón porque los ineptos funcionarios de “Nenecho” no le permitían pagar una cuenta que tenía en la Muni.
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Le hicieron pasear por todo el edificio y harto de tanto manoseo comenzó a gritar. Ahí recién le pudieron habilitar para realizar el pago. Este es apenas un ejemplo de cómo estos políticos como “Nenecho”, que busca el rekutu, humillan a los contribuyentes.
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En casi todos los municipios ocurre esto porque los seccionaleros o comiteros solo saben ganar elecciones –algunos con trampa– pero son buches a la hora de administrar la ciudad.
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Otros, en cambio, quieren acceder al cargo directamente para “chupar” plata, a fin de financiar su próxima campaña para ser diputado o gobernador. Al final, no cumplen su periodo de mandato.