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Costará que la Quiñónez pruebe ante la opinión pública que una directora (de Comunicaciones) de la Fiscalía como Élida Favole haya actuado por cuenta propia sin anuencia de su jefa. Si fue así, ya tendría que ser despedida.
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Pero ayer siguió enviando información al grupo de periodistas acreditados. Más claro puedo ser, diría alguien por ahí.
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No es poca cosa lo que hizo esta directora. En el día que se iba a presentar en Diputados el pedido de juicio político para su jefa, advirtió desde su red social que hay audios que vinculan a narcodiputados con ministros.
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Aquí caben muchas preguntas: 1. ¿Fue dactilógrafa de Quiñónez? Si la respuesta es positiva, ya debe renunciar la fiscala porque hizo un apriete contra una subordinada. Abuso de autoridad para lograr fines personales.
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2. Si la funcionaria actuó de forma personal, ¿por qué no cumplió su deber de poner a manos de fiscales las delicadas pruebas que dice ella que tenía en su poder?
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3. Si la Fiscalía estaba investigando estos nexos entre narcodiputados y ministros y ella ventiló, entonces cometió un grave caso de filtración de datos sensibles. En síntesis, que se vayan todos.
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¿Qué dirá ahora la Asociación de Fiscales que cada vez que va a emitir un comunicado lo hace a favor de Quiñónez? ¿A favor de quién saldrá o guardará como en muchos casos un silencio cómplice?
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El “carbón mojado” de Santi Peña es bien visto ahora por los “carperos” porque dejó atrás costumbres aristocráticas y ocupó un pedazo de tierra que encontró por ahí como María, Juan y José.
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Imagínense si llega a ser presidente de la República. No solo “nos robará el corazón”.
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Como gato panza arriba los cartistas, encabezados por el “neurodiputado”, defienden a Sandra y al impresentable de Erico Galeano. Ni la democracia, la inseguridad y las reguladas del transporte le irritan tanto a Horror Colorado como el posible raje de Sanra, protegida y protectora del Patrao.