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En nombre de la Patria se llenan la boca de discursos, se ponen escarapelas, tuitean frases prefabricadas, loas, etc. pero no hay coherencia con la conducta.
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¿O acaso no cantan el himno antes de una sesión de Diputados? Y después votan o argumentan totalmente en contra de la letra y el espíritu de la música. Vemos muchos opresores y siervos.
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Antes de tomar el bastón de mando, el cartismo ya quiere frenar el cuestionado proceso de selección para cubrir 220 vacancias en Itaipú.
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Por un lado, el oficialismo colorado saliente del poder a toda costa quiere “formalizar” el nombramiento y/o ascenso de varios funcionarios afines.
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Resultan muy llamativos ciertos requisitos exigidos, que tiene por objetivo final quedarse con el jugoso salario y los groseros beneficios mientras el común de los mortales no poseen estos privilegios.
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Santi Peña está prometiendo de todo... pero no se anima a hablar de algo verdaderamente clave: la reducción de funcionarios del sector público y la eliminación de varios beneficios, que desangran nuestras finanzas.
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De cada G. 100 de lo que se recauda en impuestos se destinan alrededor de G. 80 a pago de salarios. Esa cifra debería bajar, pero los presidentes de la República y la mayoría de los legisladores le tienen terror a ordenar nuestras finanzas porque en el funcionario público –y familiares– está la base dura de sus votos.
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Lo mismo ocurre con IPS. Ven a esta institución como un ente de despilfarro y recaudación y no como servicio médico eficiente para los asegurados y familiares y fuente de jubilación segura para los trabajadores formales.
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Desde las graderías, se percibe que el cartismo comenzará a perseguir a sus “enemigos políticos”, no solo de la ANR sino también de otros partidos. En el PLRA están con la idea de sacarle a Efraín Alegre y ya se escuchan voces desde el llanismo.
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Veremos qué planes tiene el “Patrão” con Cruzada Nacional.