Mucho se dijo y mucho se seguirá diciendo. Varias son las teorías sobre el problema de las penitenciarías en Paraguay y varias las propuestas de solución. Nunca sabremos cuál de ellas funciona, pues ninguna se pone en práctica, ni por asomo. De los siete asesinados en Tacumbú, solo dos tenían condenas, y según las propias declaraciones de la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, el 70% de la población penitenciaria está en las mismas condiciones. Esto, como se publicó días anteriores en el diario ABC, ubica a Paraguay como uno de los países de la región con mayor mora judicial.
¿Superar este problema podría reducir el hacinamiento? Puede que sí, pero no lo sabemos ya que de todas las soluciones pensadas, al parecer, esa es la que menos se tiene en cuenta. Mientras, la cárcel de Tacumbú con más de cuatro mil internos, sin lugar para uno más, sigue siendo un punto rojo de constante tensión y al borde del estallido.
¿Construir más cárceles podría ser la solución? Los profesionales del tema coinciden en que no: Más cárceles no son la solución. Podemos estar de acuerdo con esto. Pero también debemos coincidir en que la ubicación de la penitenciaría no es la más adecuada.
A priori, un parche al problema, a corto plazo, aunque más costoso, parece ser la construcción de uno o dos lugares con una infraestructura que permita reducir por completo el hacinamiento ¿Esas nuevas instalaciones podrían volver a sobrepasar el límite de su capacidad en uno o dos años? Puede ser, pero tampoco podemos asegurarlo.
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Mientras, a pesar de los análisis de los teóricos de lo impracticable, de los arquitectos de ideas imposibles de materializar en medio de tanta corrupción, “La jungla” sigue gobernada por el caos, dominada por facciones criminales que saldan sus cuentas con tanta crueldad y saña, que nos parecen hechos impracticables por el ser humano.
Ya lo vimos en una popular serie de Netflix. En la cárcel de Tacumbú, se sobrevive bajo las reglas creadas por los propios internos. Raphael Rowe, exconvicto y conductor del programa, a pesar de haber visitado cientos de cárceles del mundo, catalogó a la penitenciaría paraguaya como uno de los peores lugares, sentenciando que “Tal vez, lo mejor para Tacumbú, sea demolerla por completo”.