El intercambio fue en mis cuentas de Twitter y Facebook y, salvo que los ñembo yuppies hayan borrado sus posteos, allí deben seguir para quien los quiera chequear.
La mencionada línea argumental confirma que a los ñembo yuppies los derechos de la gente les importan nada o menos que nada, pues olvidar que el principal problema del metrobus fue el atropello a los derechos de los frentistas, pisoteados por unos tipos que olvidaron que la principal razón por la que los gobiernos existen es respetar y proteger a la gente.
Los ñembo yuppies son la pretendida nueva élite promocionada por el globalismo, por el Foro Económico Mundial, completamente pagados de sí mismos, recibiendo contratos jugosos para hacer dibujos como los “Lineamientos para el Diseño de Bicisendas, área metropolitana de Asunción”, totalmente divorciados de la realidad y de la gente.
No son distintos de los “Carter boys”, que se creían la última Coca Cola del desierto porque estudiaron en Estados Unidos, ni siquiera en el modo oscuro en que reciben dinero.
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Este contrato de bicisendas tiene una contrapartida paraguaya (eso significa pagada por los bobos que pagamos impuestos) de doscientos cuarenta millones de dólares que ninguno de los ñembo yuppies, ni los ministros Ariel Oviedo (MADES), Rodolfo Segovia (MOPC) u Óscar Llamosas (Hacienda), ni Alejandra Kemper del PNUD, ni el ejecutivo o la junta municipales de Asunción ha tenido la decencia de desglosar detalladamente.
Dos millones ochocientos mil dólares para bicisendas fueron para el MADES. Cuatro millones trescientos mil para la municipalidad. Nadie cuenta quién llevó esa plata, pues la construcción de las bicisendas se cotizó en apenas un millón de dólares. Seiscientos cuarenta mil dólares se presupuestaron para ONGs, pero nadie dice cuáles.
Las bicisendas deben ser demolidas por dos razones. Una es porque a pesar de los millones de dólares erogados, fueron tan improvisada y pésimamente diseñadas que ya deben ser corregidas, como se publicó en el digital de ABC el 30 de marzo a las 18:37 (“Bicisenda: Municipalidad y PNUD buscarán soluciones para la calle Palma, dicen”).
Pero la principal es porque el pueblo nunca debe permitir a un gobierno que le imponga hechos consumados por la vía autoritaria. Hay que demoler las bicisendas que invaden las calles porque son un monumento a la tiranía, a la dictadura, al autoritarismo, a la falta de respecto a los contribuyentes, a la deshonestidad intelectual y a la oscuridad administrativa.