Violencia, agresores y víctimas

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La Unidad Especializada en la Lucha contra la Violencia Familiar de la Fiscalía de Ciudad del Este imputó la semana pasada a 23 personas, de las cuales 22 eran hombres. Estos están sindicados de haber agredido física y psicológicamente a sus parejas en la mayoría de los casos, y en otros, incluso a sus madres.

La violencia familiar, en más de 50%, también implica violencia de género, la cual todos sabemos las consecuencias trágicas que han tenido en nuestra sociedad en los últimos años, con decenas de mujeres asesinadas e hijos huérfanos como principales víctimas.

La apertura de las diversas causas penales nos muestra una triste realidad y es una señal de alerta que no puede ser ignorada. La violencia familiar y de género es un problema aún muy arraigado en nuestra cultura y para abordarlo, es fundamental que se trabaje en áreas cruciales.

La educación desempeña un papel fundamental en la prevención. La raíz, en muchos casos, se encuentra en una herencia cultural de comportamientos violentos y es importante que comencemos a concienciar a las generaciones más jóvenes, promoviendo valores de respeto, igualdad y empatía desde una temprana edad. Esto ayudará a romper el ciclo de violencia que se perpetúa de generación en generación.

Los programas de educación y sensibilización son herramientas esenciales que ayudan a las víctimas a reconocer los signos de violencia, a comprender que no es aceptable en ninguna circunstancia y que estos casos requieren necesariamente de una denuncia lo antes posible.

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Cuando las víctimas sienten que no están solas, que hay recursos y apoyo, es más probable que reporten a su agresor.

Denunciar es un paso principal para poner fin a ese ambiente de violencia y, en muchos casos, puede salvar vidas.

A partir de ahí, es cuestión que las autoridades hagan su parte en el combate a esta problemática social, al garantizar la aplicación de las leyes, que las víctimas reciban el apoyo necesario y que los agresores enfrenten a la justicia. La protección a las víctimas debe ser prioridad.

Solo a través de un compromiso continuo, políticas efectivas y una respuesta firme, podremos avanzar hacia un futuro en que los números de casos de violencia familiar y de género ya no encabecen la lista de hechos policiales. Las vidas de las víctimas dependen de ello.

patricia.alvarenga@abc.com.py