La canasta mecánica

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La canasta mecánica
La canasta mecánica.Archivo, ABC Color

EL DINERO Y LA FELICIDAD. Una persona que gana mucho dinero, que posee muchos bienes y tiene poder sobre los demás, es considerada triunfadora, al margen de si se siente feliz, realizada, consciente de sí misma y bondadosa con los demás.

Sin embargo, una persona que se siente satisfecha, en paz consigo misma, es generosa y consciente del bienestar o sufrimiento de sus semejantes, puede ser vista como un fracaso si es pobre o tiene pocos bienes. Estas ideas distorsionadas nacen del miedo a una vida de penurias, desconoce el sentimiento de verdadera prosperidad, endiosa al dinero y le adjudica el poder de dar la felicidad.

Robert Waldinger y Marc Schulz, autores de La Buena Vida, dicen que el dinero no compra la felicidad. Llegaron a esa respuesta a partir de las conclusiones del Harvard Study of Adult Development (Estudio sobre el Desarrollo de Adultos), el más largo que se hizo en el mundo sobre la felicidad, según publica la revista Forbes. Desde 1938, el estudio de Harvard hizo un seguimiento de 724 personas –hasta tres generaciones– para averiguar qué es lo que realmente contribuye a una vida satisfactoria y qué no.

Esta investigación consideró las respuestas de 724 participantes, algunos de los cuales siguen vivos, y 1.300 descendientes, para que reflexionen y se autoevalúen. Se les pregunta: ¿Son felices?, ¿están donde quieren estar?, ¿hay aspectos en los que se están quedando cortos?

La respuesta más compleja es que el dinero es obviamente una parte importante de nuestra vida cotidiana, pero hasta un cierto nivel de ingresos, después afectará nuestro nivel de satisfacción.

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A medida que crecen los ingresos de una persona, su bienestar aumenta a un ritmo cada vez más lento. Y, cuando sus ganancias superan los 75.000 dólares al año, el bienestar deja de aumentar por completo, o sea, se estanca.

En esencia, el dinero cubre las necesidades básicas y ayuda a mantener a nuestras familias, pero más allá de eso no hay una correlación entre riqueza y felicidad. En el estudio de Harvard, la muestra de participantes con trabajos más prestigiosos y más dinero no eran más felices en sus vidas. La idea de que nos sentiremos satisfechos persiguiendo un objetivo orientado al dinero (como un ascenso o simplemente generar más ingresos) empuja la felicidad hacia el futuro y siempre fuera de nuestro alcance.

“Una gran parte de nuestra vida la pasamos en el trabajo y si crees que las relaciones mejoran la vida, entonces analiza tus lazos en el trabajo”, dice Schulz. “Esas relaciones son importantes para tu bienestar, porque pasas una gran cantidad de tiempo con ellas”.

Según las conclusiones acerca del dinero, el estudio de Harvard dice que acumular más cosas no va a mejorar la felicidad de una persona. Es mejor pensar en términos de experiencias.

“En lugar de comprar una casa más grande o un coche de alta gama, si utilizas tu dinero para compartir experiencias con los demás, ese dinero te reportará más felicidad”, afirma Schulz.