Una antigua e impune mafia

El abigeato es un problema serio que afecta a la ganadería en el departamento de Paraguarí, debilitando al sector productivo y generando inseguridad, ya que la delincuencia en torno a este ilícito va en aumento. Esta situación se da ante la falta de un sistema de justicia que actúe con firmeza contra este antiguo flagelo que azota a pequeños, medianos y grandes pecuaristas.

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La percepción de impunidad alimenta la confianza de los abigeos, quienes, al no enfrentar consecuencias severas, se sienten incentivados a continuar con estas prácticas ilegales, que van desde el robo de la única vaca lechera “Ña María” hasta grandes cantidades, generando pérdidas económicas.

Es alarmante que, en lugar de que los jueces implementen medidas firmes para combatir el cuatrerismo, favorezcan a los integrantes de las gavillas con medidas alternativas a la prisión. De esa forma, en lugar de disuadir a los malvivientes, colaboran para perpetuar este tipo de criminalidad en la zona del noveno departamento.

Es urgente que las autoridades reconozcan la gravedad del problema y tomen medidas de forma decidida para proteger a los productores, que se sienten desalentados ante tanta impunidad de la que gozan los cuatreros.

El 8 de diciembre de 2024, durante la homilía de la misa central en honor de la Virgen Inmaculada Concepción de María, protectora de la comunidad católica de Carapeguá, el obispo diocesano, monseñor Celestino Ocampo, expresó su preocupación por la ola de abigeato que crea zozobra entre pequeños y grandes ganaderos.

“Es una mafia que causa gran dolor, especialmente a las familias que dependen de estos animales para su sustento”, dijo el prelado.

También, la falta de decisiones judiciales más firmes fue denunciada por varios ganaderos de esta región afectados por el abigeato. Por ello, la Corte Suprema de Justicia resolvió iniciar en septiembre de 2024 una auditoría de gestión a los juzgados de garantías de Paraguarí, Carapeguá, Ybycuí y Quiindy, a cuyo resultado, hasta ahora, nadie ha podido acceder.

Mientras tanto, el flagelo continúa: los abigeos hasta violan las órdenes de reclusión domiciliaria impuestas y salen a delinquir en horas de la noche y la madrugada.

emilce.ramirez@abc.com.py

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