Los beneficios son visibles. Más paraguayos y paraguayas acceden a la formación médica (78% en privadas y 22% en públicas) y el número de profesionales disponibles para atender en hospitales públicos y privados ha aumentado. Las universidades privadas, por su parte, ofrecen miles de becas a estudiantes paraguayos y sostienen convenios con el Ministerio de Salud, el Instituto de Previsión Social (IPS) y otros hospitales estatales, que reciben recursos de contrapartida por la formación práctica de los estudiantes. Así, la educación médica privada no solo forma profesionales, sino que también aporta infraestructura, servicios y cobertura sanitaria al país.
A nivel regional, Paraguay se consolidó como un destino de formación para el Brasil. Miles de egresados de universidades paraguayas han aprobado el exigente examen de revalidación profesional brasileño (Revalida), lo que muestra que la calidad de la enseñanza en Paraguay avanza hacia estándares comparables con los del país vecino. Casi todas las universidades con carreras de Medicina ya se han sometido —o están en proceso de hacerlo— a las evaluaciones de calidad de la ANEAES, y tres universidades nacionales incluso cuentan con acreditaciones internacionales bajo el sistema ARCU-SUR.
El atractivo para los estudiantes brasileños es evidente: costos más bajos, cercanía geográfica y afinidad cultural e idiomática. La similitud entre el castellano y el portugués facilita la adaptación de los jóvenes que cruzan la frontera, y el gobierno ha dado pasos para acompañar este proceso. La Ley 7324/24, recientemente promulgada, establece que los estudiantes extranjeros deben acreditar dominio del español, garantizando una mejor integración académica y profesional.
Todos estos factores abren una oportunidad única para el país. Paraguay podría consolidarse como un centro regional de educación médica de calidad, potenciando la formación de talento humano para la salud, fortaleciendo su sistema sanitario, el desarrollo económico y la proyección de una imagen de país atractivo en el ámbito universitario.
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Un ejemplo inspirador proviene de Rumania, que supo transformar un fenómeno similar en una estrategia nacional, protegiendo su identidad como país. Ante la escasez de cupos en Francia o Alemania, miles de jóvenes cruzaron el continente europeo para estudiar Medicina en universidades rumanas, que habilitaron programas accesibles, con aranceles moderados, manteniendo estándares académicos y alineando sus títulos con la normativa de la Unión Europea. Resultado: miles de franceses y alemanes estudian hoy Medicina en Rumania, y sus universidades ganaron prestigio y reconocimiento internacional.
Paraguay puede seguir ese camino, adaptado a su contexto. No se trata de abrir plazas sin control, sino de equilibrar accesibilidad con excelencia. Para consolidarse como imán educativo del Cono Sur, el país debe generar condiciones para facilitar la inversión en infraestructura universitaria, investigación, docencia y extensión, y al mismo tiempo alinear su oferta con los requerimientos internacionales. El gobierno puede acompañar este proceso promoviendo incentivos para que las universidades orienten su formación hacia la revalidación exitosa de títulos en Brasil, la promoción de facilidades migratorias, la creación de programas binacionales de pasantías e intercambios profesionales, sin descuidar la enseñanza del español y el conocimiento de la cultura paraguaya. Asimismo, una coordinación institucional entre países puede potenciar el nivel académico nacional.
Hoy, Paraguay tiene las condiciones, la experiencia y el talento humano para dar un salto en la formación médica y transformar a este sector en una estrategia de desarrollo sanitario, económico y de integración regional. Paraguay puede y debe ser un imán para la educación médica en América del Sur, un referente regional donde calidad, inclusión y cooperación vayan de la mano.
*Director Ejecutivo de la Unión de Facultades de Medicina Privadas del Paraguay (UFAMEP)