Sin un protocolo de rescate, el acoso sexual acecha en facultades

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ante la actual falta de un protocolo contra acoso que tiene el fin de sacar el miedo a las víctimas para que denuncien hechos de acoso, el mal que acecha nuestras facultades debe tener un “the end”.
ante la actual falta de un protocolo contra acoso que tiene el fin de sacar el miedo a las víctimas para que denuncien hechos de acoso, el mal que acecha nuestras facultades debe tener un “the end”.Imagen extraída de la web.

“Cómo”, “dónde” o “qué pasa si...” son los cuestionamientos que surgen cuando el acoso en las universidades permea entre el alumnado. Una salida para este mal académico puede ser la implementación de un organismo protocolar antiacoso en las facultades.

Cuando se menciona “universidad”, lo primero que nos viene a la mente son exposiciones, defensas y habilitación para exámenes finales, pero más allá de lo rutinario existe un problema que no se resuelve con el simple hecho de estudiar, sino con palabras y denuncias, pues el acoso por parte de estudiantes y de profesores es una realidad, en muchos casos, a puertas cerradas. Tanto en facultades de la UNA o de centros privados, esta perversión deambula en busca en una nueva víctima.

A causa de actuaciones de acoso escolar y universitario, la existencia de un protocolo contra toda clase de discriminación, más que una obligación, se torna en una necesidad para el estudiantado, pues recordemos que la Universidad Nacional aún no cuenta con un organismo antiacoso. No obstante, la Facultad de Ciencias Sociales (Facso) de la UNA, por ejemplo, es la primera en abrir un proceso para la implementación de este protocolo, con el objetivo de ayudar y, por sobre todo, ser una guía para aquellas alumnas y alumnos que afrontan esta clase de hostigamientos.

Lía Rodríguez, estudiante de sociología de la FACSO, quien acompaña el proceso de implementación protocolar antiacoso contra alumnas, menciona que desde la próxima semana comenzará el estudio por parte del Consejo Superior Universitario y, una vez que se apruebe el protocolo, tendrá vigencia como reglamento interno de la facultad.

“Es una deuda impostergable que debe aprobarse en la FACSO y en toda institución pública y privada, desde el ámbito laboral, educativo, eclesiástico, etc, pues las denuncias de violencia física, psicológica o sexual, son múltiples y, a diario, somos espectadores de esto que permea en todos los ámbitos de la sociedad”, manifiesta la joven.

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Existen casos como el de Rodríguez Andersen, docente quien fue denunciado por acosar a una alumna en la Facultad de Medicina que fue absuelto, según el entonces fiscal, por culpa de la estudiante que no denunció a tiempo. Asimismo, el reciente caso del presidente del JEM y docente de la UCA, Cristian Kriscovich, forma parte de la lista de denunciados por acoso.

Entonces, ante la actual falta de un protocolo contra acoso que tiene el fin de sacar el miedo a las víctimas para que denuncien hechos de acoso, el mal que acecha nuestras facultades debe tener un “the end” o, al menos, crearse un organismo que avale y defienda a las afectadas.

Por Ezequiel Alegre (18 años)