La lucha de las mujeres en todo el mundo se ha incrementado, aunque llegue a ser muy cuestionada y criticada. Desde el feminismo hasta el actualmente llamado “feminazismo”, las protestas para reclamar justicia que no distinga géneros abre una brecha ideológica que conforma gran parte de las polémicas en la sociedad global.
Entre los intentos de hacer una sociedad más justa, que se dan en todo tipo de formas políticas, artísticas y a gritos, la cantante chilena Mon Laferte no resistió al llamado de la rebelión, usando su cuerpo, la expresión más natural que se le pudo ocurrir. Desde todos los grupos sociales debemos admitir que, con el pecho descubierto y una frase escrita sobre su piel, Mon trajo una de las verdades que no se puede negar, aunque abracemos las ideas más o menos conservadoras acerca de la lucha de las chicas; el escrito decía: "En Chile torturan, violan y matan".
Precisamente esta realidad de constante desigualdad, que genera el crecimiento de las olas de feminicidios y violaciones, representa una de las gotas que colmaron el vaso del millones de chilenos, quienes agitan cada vez más sus protestas, desestabilizando a la nación "ejemplo" para toda América Latina. "Mi cuerpo libre, para una patria libre" fue el mensaje que dió Laferte a través de su cuenta de Instagram, declarando que su intención no era vender su físico, sino despertar conciencia.
Al mismo tiempo que comenzaron las polémicas y los comentarios despectivos, los fans de Mon Laferte calificaron su nuevo sencillo “Pla ta tá” como ícono de protestas. Esta colaboración con el artista urbano Guaynaa es el primer y único reguetón de la artsita que, usualmente, se siente en casa con temas alternativos cercanos al pop latino y baladas; con un tono pegadizo, este tema reclama con letras que dicen "esta generación tiene la revolución, con el celular tiene más poder que Donald Trump".
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Mon nos muestra que no existen límites para seguir luchando por lo que anhela, aunque haga falta convertir el perreo en un himno revolucionario. Sin embargo, muchos no están de acuerdo con las últimas declaraciones de la artista, quien dijo que no incita a la violencia, pero “quemaría un supermercado para exigir lo que me corresponde".
Definitivamente, Mon debería saber que los saqueos ocurridos en su nación representan un tema difícil de tocar. Además, en gran parte de los casos, la lucha por la igualdad social solo es el disfraz que usan muchos políticos para llegar al poder.
Aunque pueda ser difícil descifrar si la artista solo es un títere político o todo lo que hace y dice se resume en pensamientos auténticos, ¿qué le queda a Mon, a los chilenos y a toda América Latina, además de manifestarse en contra de las desigualdades sociales?
Por Eliseo Báez (17 años)
