El primer salario, aunque sea poco, es muy importante, siempre da un toque de alegría, de satisfacción y lo recordás con cariño. Desde el primer momento en que empezás a cobrar un sueldo, te sentís un Bill Gates (uno de los hombres más ricos del mundo) o Mark Zuckerberg (joven que se hizo millonario por crear la red social Facebook).
La juventud es una etapa de la vida en la que construís y pretendés alcanzar aquella historia que siendo niño te encantaba imaginar y que solamente sería posible conseguir cuando “fueras grande”. Con ese pensamiento, emprendés la travesía por el mundo laboral, conseguís un trabajo y recibís aquel inolvidable primer salario.
Empezás a buscar laburo por ese afán que tenés de independizarte, de salir a divertirte con tus amigos, de cenar en los mejores lugares y, por qué no, impresionar a la familia con alguna invitación o regalo. De seguro recordás que cuando cobraste tu primer sueldo, tuviste que “echar” para el asadacho con tus compañeros de trabajo o para la fiesta de integración con el curso de la facu.
Aunque sea escaso lo que muchas veces ganás, siempre te imaginás todo lo que podés hacer con ese primer sueldo, como viajar por el interior del país, comprarte esos zapatos que siempre quisiste o el modelo de celular tan deseado. Todos estos gustitos muchas veces se logran con el transcurrir de los meses porque al comienzo el dinero que se percibe es bajo y necesariamente tenés que ir ahorrando.
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Que cobres por primera vez significa que podrás comprarte algunas cosas que querés, pero a la vez te ata a obligaciones como, por ejemplo, saber que deberás dejar la joda y trabajar cumpliendo horarios, algo que no es de mucho agrado. Pero la recompensa que recibís por ese esfuerzo cada fin de mes borra todo el cansancio o las trasnochadas que pasaste.
Ahora ya contás con un ingreso seguro en tu billetera y de alguna manera ya podés valerte por vos mismo. No debés olvidarte de las personas que se preocuparon y se encargaron de tu cuidado y educación. Es muy importante demostrar agradecimiento y llevar presentes que hagan que la familia se sienta feliz de saber que cuenta contigo.
Priorizar y hacer un plan de gastos es la forma adecuada de empezar con el pie derecho tu vida económica. Nunca la solución estará en la cantidad de dinero que recibas, sino en la forma en la que la distribuyas. Tené siempre presente que “la probreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos”.
Por Romina Ferreira (18 años)
