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Mimar a los pequeños terremotos como auténticos hijos también es tarea de los tíos y eso se traduce con el conocido refrán: “A quien Dios no le da hijos, el demonio le da sobrinos”.
“Tenés jueguito en tu celular” es la tierna y humilde expresión que formula el sobrino y que los tíos están obligados a no decepcionarlos cada vez que van llegando a la casa. Los tíos son la mejor compañía cuando los chiquillos invitan a chutar la pelota y, por más que se estén muriendo de cansancio, porque acaban de llegar del colegio o del trabajo, tienen que hacer un último esfuerzo para pasar el tiempo con los pequeños.
Los tíos son compinches, malcriadores, elegidos por los chicos temporalmente para sustituir a los padres, defensores de berrinches contra las madres y mucho más. ¿Cómo es que no los elegirán? Si habitualmente les apoyan, aceptan y conceden la mayoría de sus planes y peticiones.
Hay varios tipos de tíos. Algunos de ellos son:
Tío kape: los sobrinos le pueden contar cosas que no se sienten cómodos hablando con sus padres.
Tío kachiái: aquellos que a la hora de cuidar a los hijos son una buena opción para pasar el rato a carcajadas con sus anécdotas e ideas alocadas.
Tío permisivo: quien acepta cualquier cosa que venga de sus sobrinos, igual nomás si es alguna “hazaña” que a su madre no le va a copar del todo; total, ni se va a enterar.
La falta de tiempo es un factor importante por lo cual las madres recurren a los tíos para que se hagan cargo de los niños mientras ellas van a trabajar, estudiar, ir de compras o simplemente cuando quieren hacer un break a las rutinas, asistiendo a fiestas o a un encuentro entre amigas. Quizás, en primer lugar, se encuentren los abuelos para cuidar a sus nietos, pero si no es el caso, la figura de los tíos es indispensable.
Los padres se sienten bien cuando saben que pueden contar con un hermano que sepa llevar a cabo el cuidado de sus hijos. Al mismo tiempo, se va haciendo más fuerte ese vínculo significativo y maravilloso entre tíos y sobrinos.
Al nacer un chico, entre los primeros en cargarlo están los tíos; ahí comienzan a cumplir su función y los acompañan durante toda la vida o gran parte de ella. Sí, ellos mismos, los hermanos de nuestros padres, que cumplen un rol tan importante como necesario, muchas veces son buenos referentes, ejemplos a seguir y confidentes. Aunque no reemplazan a los padres, echan ganas para guiar, educar y acompañar a los sobrinos.
Por Luis Jiménez (19 años)