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El pasado 9 de abril, 27 atletas venezolanos vinieron a nuestro país con la misión de participar en un torneo sub 20 de rugby. Representantes de Brasil, Chile, Uruguay y Colombia, entre otros, también llegaron para disputar el sudamericano.
La competencia se desarrolló sin problemas, una vez terminada, todos los deportistas se disponían a volver a sus respectivos países; en ese momento, 3 jugadores de la selección venezolana, de entre 18 y 19 años, pidieron quedarse refugiados en el complejo donde se desarrolló el torneo.
Las autoridades encargadas actuaron rápidamente y dejaron que los jóvenes se queden a vivir en nuestro país, dándoles techo, comida y también un lugar en el equipo de rugby San José, un acto de mucha solidaridad por parte de nuestros compatriotas.
Por WhatsApp están circulando audios que piden ayuda para los jugadores, cualquier ropa o alimento que se pueda donar es importante. Los trámites en la Comisión Nacional de Refugiados (Conare) ya se están realizando.
Es muy importante entender qué pasa con estos jóvenes: la situación social, política y económica de su país está destruida. Venezuela está pasando por momentos muy difíciles; bajo el mando de Maduro, la gente está muriendo de hambre; la inestabilidad económica, los precios altos y la escasez causan estragos en la sociedad.
Los supermercados están vacíos, los precios están altísimos y la inflación es insostenible, por esas razones y muchas más, los 3 atletas aprovecharon su venida para pedir piedad y ya no volver. Muchos otros venezolanos, por la misma razón, emigran hacia países limítrofes: Brasil y Colombia.
Los problemas y preocupaciones de los jóvenes atletas no terminarían así de fácil porque, obviamente, Venezuela no se va a quedar de brazos cruzados.Las familias de estos jóvenes ruegan que se queden en nuestro país, ya que en Venezuela no hay absolutamente nada, mucha gente está muriendo.
Si de alguna forma podés ayudar, con alimentos no perecederos, ropa o algo que sirva para dar comodidad, no dudes en contactarte con el club San José. Tengamos en cuenta a estas jóvenes víctimas de la corrupción.
Diego Benítez (18 años)