/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/LQLMO7SDQZFIVHPM3JE3W4AXUM.jpg)
Cargando...
Uno de los grandes problemas que afectan actualmente a muchas personas, en especial a los estudiantes, son los errores ortográficos que aparecen en sus redacciones. Escribir “haiga” en vez de “haya” o “hallá” en lugar de “allá” son los horrores más comunes que se destacan en la lista de sus vocabularios.
La constante preocupación de los docentes es que los niños lleguen a la secundaria y luego a la universidad con graves problemas de ortografía y de lectura comprensiva. Para evitar que este déficit siga vigente en nuestra sociedad, algunos maestros mantienen ciertas tradiciones pedagógicas como el dictado y la lectura en voz alta durante las clases.
Sin embargo, los jóvenes no son los únicos que tienen problemas ortográficos. Este año, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) publicó un documento con muchos errores. Palabras como “Bien benida”, en vez de bienvenida o “itendente”, cuando debería decir intendente, además de la errónea acentuación en varios términos y equivocaciones en las abreviaturas, fueron las vergonzosas faltas que se destacaban en el texto oficial. El mismo fue preparado por un encargado de protocolo, quien ese día dejó en evidencia ante la sociedad su escasa preparación educativa.
Al caminar por las calles, observamos carteles que te hacen reír o llorar por las faltas ortográficas que poseen. “Se bende ielo” o “se alkila piesas” son los clásicos errores en estos textos publicitarios. Otra herrramienta que contribuye a la proliferación de los problemas de escritura son las redes sociales, pues a la hora de “whatsapear” no importa si no le pusiste la tilde a una palabra, si tal vocablo es un c o con s, si lleva o no h, con tal de responderle rápido a tu mamá.
La falta de educación, el desinterés y las malas costumbres son algunas de las razones por las cuales los errores ortográficos sigan vigentes en el vocabulario de las personas. Pese a que los dictados y la lectura en voz alta son consideradas técnicas anticuadas y aburridas por algunos alumnos, constituyen el mejor mecanismo que les ayudará a superar los errores y horrores de escritura.
Para forjar una generación de jóvenes críticos, capaces de comprender un texto y que estén preparados a la hora de escribir un comentario acerca de su realidad, es necesario mejorar el uso del castellano en nuestra sociedad, pues las carencias quedan al descubierto en las calles y en las redes sociales. Como dice una frase anónima: “La mala ortografía es una enfermedad de transmisión textual, ¡protégete!”.
Por Dahiana Galeano (20 años)