Vapear, ¿una forma de superar una adicción o acercarse más a los cigarrillos?

En la plaza, la farra o donde sea, vemos a jóvenes con su vapeador. El uso de este aparato electrónico ya es habitual en chicos que lo toman como un objeto que reemplaza al cigarrillo común, pero sin grandes riesgos. ¿Es tan inofensivo como se comenta?

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Actualmente, la moda entre los jóvenes y adolescentes es el uso del vape. Bajo la excusa de que este inhalador es “cool” y que, antes que fumar, es mejor vapear, se esconden ciertas realidades que no dejan nada bien al cigarrillo electrónico.

El planteamiento más común es que el vape sirve para los que quieren dejar de fumar. Claro, si nos fijamos que en el cigarrillo electrónico se puede reducir la cantidad de concentración de nicotina, esto es cierto, pero todos los artefactos tienen buenas y malas maneras de utilización.

Así como podés bajar los niveles de nicotina del cigarrillo electrónico, también podes subirlos. Con la cantidad de adolescentes curiosos que no necesariamente comienzan a vapear para dejar de fumar, vemos que estos chicos se exponen a volverse futuros adictos.

Al entrar a los baños de los colegios más chetos, uno huele todo tipo de esencias de vape y esta situación nos revela que este inhalador, en serio, está de moda. Además, hay personas que se ganan la vida abriendo tiendas que solo venden cigarrillos electrónicos e intentan innovar con este producto que pone en fila a los chicos que desean comprarlos.

Hay muy pocas personas que compran el vape libre de nicotina. La concentración del 3% de esta sustancia es la cantidad mínima de un vape utilizado comúnmente por los jóvenes a quienes, al parecer, no les importa vapear cada vez que su cheto capricho les dice que lo hagan porque piensan en que este porcentaje no representa una gran exposición a caer en adicción, como un cigarrillo electrónico de 40% o más.

Se sabe que entre el 3 y el 40% hay mucha diferencia, pero si los chicos usan su vape de poco porcentaje de nicotina antes de entrar y al salir del cole, en la plaza, patio, vereda, con los amigos y en la farra, esto terminará siendo la misma exposición a ser un adicto. Si reemplazás un poco de whisky bien fuerte por 20 latas de cerveza, vas a terminar igual de borracho, ¿verdad?

Gastar más de G. 200.000 por un cigarrillo electrónico y agregarle el costo de las esencias constituye un precio no muy pequeño. Si hablamos de los chicos de colegios, estos prefieren mil veces invertir en el vape y, tal vez, salir a tomar con sus amigos; luego, ellos ni siquiera tienen para pagar su fotocopias para las actividades académicas diarias y piden a sus amigos “bancame mil”.

Gastando por esta moda no se obtiene nada más que exponerse a una adicción; además, los chicos que vapean con poco porcentaje de nicotina, tal vez, deseen subir la dosis de a poco. El problema no está en el cigarrillo electrónico, se encuentra en que, por una moda innecesaria, los jóvenes se exponen a todas sus consecuencias sin, probablemente, tener conciencia de las mismas.

Por Eliseo Báez (16 años)

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